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La noche de los muertos felices

  • Fútbol y economía: Alemania se doblega ante el ninguneado eje hispano-italiano

La suerte volvió a enredar fútbol y economía en una de las Eurocopas con más proyecciones extradeportivas que se recuerden: sobre el césped de Varsovia y en los pasillos del poder en Bruselas, la orgullosa Alemania tuvo que doblegarse por duplicado y en cuestión de horas ante el menospreciado eje hispano-italiano. Eran las once de la noche y un Philipp Lahm con la cara extrañamente roja admitía "errores tontos" para explicar la derrota alemana, mientras Thomas Müller sufría una crisis de llanto en el banquillo.

De fondo, el Estadio Nacional de Varsovia martirizaba a los hinchas alemanes con el pegadizo Azzurro de Adriano Celentano y toda Italia se lanzaba a las calles para celebrar una victoria merecida y el pase a la final contra España. Las cámaras no captaron lo ocurrido sólo unas horas después en la cumbre de la Unión Europea en Bruselas, pero la conclusión fue igual de inesperada: la canciller alemana, Angela Merkel, cedió ante la presión conjunta de Italia y España y aceptó que sus bancos en crisis puedan cobrar directamente ayudas europeas. "También hablamos un poco de fútbol", confesó hacia las cuatro de la mañana Merkel, poco habituada a las derrotas, tras un maratón de reuniones cara a cara con el primer ministro Mario Monti.

Los expertos describieron como un show la exitosa estrategia del italiano, que, junto con su par español, Mariano Rajoy, bloqueó los acuerdos europeos hasta imponer sus exigencias. Se convirtió así en uno de los dos Super Marios celebrados en Italia: el otro es Balotelli, autor de los dos goles ante Alemania. "Uno podría decir: Monti vs. Merkel: 2-1", ironizó en Berlín el líder parlamentario de Los Verdes, Jürgen Trittin, mezclando el resultado de ambos "partidos".

Alemania se despidió así de una Eurocopa marcada por rivalidades, simpatías y cuentas pendientes que fueron más allá de lo futbolístico. La salvaje crisis que sacude Europa hizo inevitable que la cancha se convirtiera para muchos en un espacio de justicia poética que regalara una sonrisa a los países más golpeados y diera una lección a una Alemania favorita en lo futbolístico, invencible en lo económico y arrogante en ambos campos.

El Alemania-Grecia en cuartos de final calentó esa idea. "Hoy no podemos rescatarlos", provocaron los medios alemanes. Los helenos avisaron ambiguamente que no se irían del Euro. Alemania ganó 4-2 y el diario Bild no dudó en titular: "Merkel disfruta y gana". Desde entonces, la opinión pública germana se concentró en analizar a España, criticada una y otra vez por su juego "aburrido", y en dar por hecho la deseada final contra el equipo de Vicente del Bosque. Pero subestimar a Italia pasó factura y los azzurri terminaron por frenar a "una Alemania desagradablemente soberbia, víctima de su arrogancia", critica la prensa española.

Mientras los alemanes lloraban de incredulidad por no haber podido cortar la racha de 16 años sin títulos, las redes sociales en Italia, España o Grecia celebraban esa lección de humildad a la primera potencia europea. Tampoco faltaban las interpretaciones conspirativas: "Después de ganar a Alemania en 2008 y 2010, España se vio sumida en una profunda crisis...", se leyó en Twitter. "Italia, no sabéis la que os espera".

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