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Una nueva oportunidad

  • El Betis Energía Plus afronta el partido ante el Estudiantes como un inicio de temporada tras la llegada de Óscar Quintana

  • El primer triunfo dependerá de la defensa y de los ánimos

La séptima jornada se abre camino en la Liga Endesa con un Betis Energía Plus en estado de barrena. La caída libre es la normal consecuencia de encadenar seis partidos perdidos en seis jornadas disputadas y una hercúlea tarea tiene por delante Óscar Quintana, nuevo entrenador del equipo bético, para recuperar a unos jugadores que han perdido la fe y el rumbo. La clave, si lo que se pretende es eludir el accidente, reside en darle la vuelta a este círculo vicioso. A la derrota le sigue la depresión y en depresión se hace más fácil una nueva derrota. Y así sucesivamente. Como antídoto a esta situación venenosa se impone la receta más antigua del deporte: ganar y ganar.

A San Pablo llega este mediodía el Estudiantes de Salva Maldonado, otro viejo conocido en Sevilla. El equipo madrileño, pendiente aún de jugar contra el Joventut el choque aplazado de la primera jornada, ha sumado ya dos victorias, que ya son dos más que el Betis. Y lo ha hecho frente a un rival directo, el Burgos, y ante el todopoderoso Barcelona Lassa, que ya es un mérito de no poca monta. Cuando ha perdido lo ha hecho en un compromiso ante un igual, el Gipuzkoa, y contra otros dos, Baskonia y Unicaja, que sí entrarían dentro de las previsiones de quienes guían los designios del club de Madrid. Llegar a la séptima jornada después de caer contra el Unicaja no será, por tanto, un peso insoportable en las cabezas del equipo colegial.

Como equipo que está disputando la FIBA Champions League, el Estudiantes bogará durante la temporada con un arma de doble filo. Habrá jornadas en las que el cansancio o las lesiones derivadas de los partidos intersemanales mermen su potencial. Pero las más de las veces, algo que apuntó el técnico verdiblanco el viernes durante su presentación, la doble competición le servirá a los hombres de Salva Maldonado para ajustar resortes, para corregir automatismos o para probar sistemas. En definitiva, para dar brillo durante la semana a una plantilla que están comandando en este comienzo de la temporada Landesberg y Cook. El primero está debutando en la ACB con números notables: más de 16 puntos promedia el alero israelí, que había militado toda su vida en el Maccabi. El base norteamericano, por su parte, es quien parte y reparte y está ya consolidado en su segundo año en la capital.

Quienes sí aguantan una "mochila de piedras" inasible son los jugadores del equipo verdiblanco. Una victoria en casa, la primera que se celebraría en el curso presente, sería de una importancia fundamental. Para ir decididamente a por ella es urgente que se reparen los vicios que han ido acentuándose conforme han ido transcurriendo las jornadas.

El rebote es uno de ellos. Y bien grave si se trata del equipo con la peor cuenta en esa estadística en su zona. Los adversarios encuentran en la pintura y en el perímetro verdiblancos un campo expedito donde cazar balones sin dueño, de modo que la segunda oportunidad de ataque, su rectificación y posibilidad de acierto, está asegurada jugada sí y jugada también.

De ahí a ser el segundo equipo que más puntos recibe por partido hay únicamente una lógica de correlaciones. A más tiros del rival, más posibilidades de recibir puntos. Por eso, que funcione de verdad la defensa de los jugadores béticos, ya sea desde el interior o desde el exterior, se antoja esencial a estas alturas de la competición. Sólo el Burgos, con 94,3 puntos por partido, encaja más que el Betis Energía Plus, 88,5. Los equipos se construyen desde la contención y los hombres importantes del equipo han de revelarse como perros de presa sobre el parqué en esa no siempre vistosa faceta.

Claro que el equipo también ha de ganar peso en su planteamiento ofensivo si lo que pretende es sumar su primer triunfo de la temporada. Al equipo bético de Alejandro Martínez se le caían los balones de las manos. A las pérdidas sin explicación se añadían dos datos que resumen la anarquía atacante de la escuadra sevillana. De un lado canta la escasa capacidad de asistir de los béticos. Con 10,7 unidades por jornada, el Betis es el peor de los 18 que disputan la Liga Endesa, un reflejo de la nula capacidad de organizar un esquema coral que encuentre el modo de hallar al compañero mejor posicionado para anotar en una situación ventajosa. El discretísimo porcentaje desde la línea de 6,75 -un 26,8 % de aciertos- sólo es una consecuencia de lo anterior. No hay un lance como el intento desde la línea de los tres puntos para mesurar la comodidad de un tirador.

Una jornada más, y aunque sea un nuevo piloto el que maneje la nave verdiblanca a partir de esta semana, serán los Ryan Kelly, Bongou-Colo, Oderah Anosike o Donnie McGrath quienes deban llevar a buen término el reto de estrenar el casillero de victorias. Cabe esperar, con todo, que gente como Blake Schilb o Luke Nelson asuma más responsabilidades en un equipo falto de liderazgos. Sería capital, además, que los teóricos suplentes den un paso adelante en, al menos, el aspecto defensivo. Como representante de este importante colectivo emerge la figura del capitán, Alfonso Sánchez, a quien se lo ha visto con un tono menor en comparación con temporadas anteriores. Su aportación también es esencial.

Ya avisó Quintana en la previa de su debut de que cada jugador deberá ganarse el puesto en la cancha. El mensaje es que debe haber al fin un equipo que sea y actúe como equipo. Sólo desde ahí se vivirá sin problemas el año.

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