Arranca la segunda vuelta en Heliópolis con la visita de un igual, de un equipo que quiere lo mismo que este Betis, quedarse en Primera División. La permanencia como pobre objetivo del Betis y lógico en un Recreativo que anda a la vejez acostumbrándose a vivir en la primera categoría del fútbol español. En el Betis, el problema de la ola de bajas que le invade, pues de cinco centrales que tenía en plantilla al principio, únicamente Melli se encuentra apto para enfrentarse al decano.

Juanito definitivamente sin perdón, lesionados de larga duración Nano y Rivas más Lima, que se caía del cartel ayer mismo a causa de unas molestias musculares, hacen que sea sólo Melli el especialista utilizable, por lo que Paco Chaparro no tiene más remedio que devolver a Arzu a una posición que no le es desconocida, pero que no le resulta de su agrado y a la que se mostró reticente cada vez que fue requerido para ella.

Es la noticia principal en la orilla bética ante este partido, una final más, que va a jugar contra un Recreativo onubense que llega con los mismos puntos que el anfitrión. Veintiún puntos en los diecinueve partidos librados y de esos puntos, más de un tercio los logró el equipo de Víctor Muñoz lejos de Huelva. Ha jugado el Recre diez veces lejos del Colombino y ha sacado ocho puntos. Ganó en dos ocasiones, justamente en Riazor y en el Ciudad de Valencia, empató en Getafe y en Villarreal y cayó en las seis restante, que fueron en el Sánchez Pizjuán, en el Camp Nou, en San Mamés, en el Bernabéu, en La Condomina y en Zorrilla.

Y hoy le toca hacerlo en Heliópolis y llega con la historia jugándole a favor, pues no conoce la derrota el equipo onubense en dicho rodeo jugando en Primera División. Sendos empates son los antecedentes del decano en la máxima categoría como visitante del Betis, por lo que no cabe duda de que, aunque la historia no mueve molino alguno, las vibraciones buenas acompañan al equipo blanquiazul en este cercano viaje a la capital andaluza.

Queda lejos el partido de la primera vuelta, aquél que fue inicio de un campeonato que ya se dejó en la cuneta a uno de los técnicos de aquel día. Todo indicaba que sería Víctor Muñoz el que viviese más inestablemente y fue el prestigioso Héctor Cúper el obligado a abandonar de forma tempranera. Ocurrió tal cuestión en la jornada decimocuarta y de entonces acá, el Betis salió de la mano de Paco Chaparro de los puestos de descenso, de la zona a la que ahora, junto al Recre, sólo se asoma.

Emparejados a veintiún puntos, el Betis anda un escalón más arriba por un gol, un solo gol, ya que la diferencia, negativa, entre metidos y encajados es de ocho para el Betis y de nueve para su rival de esta tarde. Lo cierto es que ambos están al borde del precipicio y tan igualados que por ahí se justifican las palabras de Chaparro calificando la cita de esta tarde como un partido de cuatro puntos. Un partido del que va a salir muy tocado el que caiga, sobre todo si el que cae es el que ejerce de anfitrión.

Y para que tal no ocurra, a fin de que el anfitrión salga por su pie del evento, Chaparro tiene totalmente decidido el grupo que ha de salir con bien de la empresa. Vuelve a la portería Ricardo, ídolo de nuevo cuño para la afición tras su recital del pasado domingo ante el Getafe. Lo escudarán Ilic, Arzu, Melli y Damià formando una línea inédita; por delante jugará Juande con la compañía de Capi y de Rivera para que arriba formen Edu, Pavone y Caffa.

Importantísimos puntos en disputa, el que caiga se verá ante un futuro a corto plazo muy negro y cuando den las cinco en todos los relojes de la tarde será el bilbaíno Eduardo Iturralde González el responsable de que el juego discurra según lo reglamentado. Es una final más para este Betis tan habitual ya en este tipo de dramas, un partido de cuatro puntos según Chaparro y vital para el futuro de los dos. Se trata de una final más para este dubitativo Betis; una más y... van.