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Un oasis en un convulso Mundial

Deschamps, junto a Griezmann.

Deschamps, junto a Griezmann. / robert ghement / efe

En un Mundial de Rusia que es un volcán en permanente erupción, Francia aparece como un remanso de paz, sin polémicas ni estridencias, una selección concentrada en su objetivo de alcanzar al menos la final de Moscú. El equipo de Didier Deschamps asiste desde su bucólica concentración de Istra, en una boscosa región de las afueras de Moscú, al desmoronamiento de algunas de las favoritas para alzar el trofeo el próximo 15 de julio en el Luzhniki de la capital rusa.

Poco a poco, Francia, que había llegado a la competición sin ponerse la etiqueta de favorita, refugiada en la juventud de su equipo que atenuaba las expectativas de su condición de subcampeona de Europa, se está viendo propulsada a la primera línea de las apuestas.

"Es un Mundial un tanto especial, porque el campeón y el finalista ya no están en competición y otros favoritos como España o Portugal han caído. Pero nosotros no vamos a ir gritando que somos favoritos", asegura Guy Stephan, número dos del seleccionador, Didier Deschamps.

Todo parece programado en el entorno de los bleus para que nada perturbe su tranquilidad y en el equipo asumen que, a riesgo de ser aburridos, la rutina pasa por delante de cualquier otra cosa. La selección gala capeó como pudo las críticas al juego en la primera fase, esperanzado en que, a medida que transcurra la competición, el juego mejore y el equipo eleve el nivel, algo que consideran imprescindible para superar a los rivales que se perfilan en el horizonte.

Uruguay, el siguiente, se analiza en interno como un obstáculo de talla, puesto que la selección de Óscar Tabárez hace un juego que incomoda mucho al de Francia. Dan por descontado que frente a los charrúa no se repetirán las cabalgadas que protagonizó Mbappe ante a Argentina, que tiene una propuesta más abierta de fútbol. "Que nadie piense que va a hacer eso cada partido", advierte Antoine Griezmann, feliz porque su compañero parisiense le haya restado algo de presión mediática.

Pese a ello, no hay dudas en Francia. La preparación de los galos está calcada a la que hicieron en la pasada Eurocopa, cuando llegaron a la final. El equipo es más joven, por lo que Deschamps trata de buscar la alquimia perfecta entre experiencia y frescura.

Francia entera espera la eclosión de Griezmann. El jugador del Atlético ha marcado ya dos goles, ambos de penalti, pero el país espera más de él. El Principito ha programado su preparación para ir en trayectoria ascendente, como hizo hace dos años en Francia. Una apuesta que cuaja bien en una selección que apuesta por la calma.

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