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Esa obligada obsesión

  • Jesús Navas y Perotti, que andan rozando el estar en el España-Argentina del día 14, fueron el objetivo de Ziganda · Con Renato más arriba, el palaciego se soltó

Son livianos y afilados, el fútbol arte en un soplido, patrimonio de este Sevilla y hasta en los días menos brillantes son capaces de decidir. Jesús Navas y Perotti volvieron a formar en las bandas del once inicial de Jiménez en un partido en el que les costó soltar amarras, pero en el que al final acabaron navegando, sobre todo el de Los Palacios, que aprovechó mejor ese fútbol más proclive a sus características que surgió en el tramo final del choque, quizá cuando coincidieron la salida a la desesperada del Xerez y el cambio táctico de Jiménez haciendo que Renato ocupara esa posición que libera al extremo de alguna tarea defensiva y que conecta en mejores condiciones con el juego de los costados.

Jesús Navas y Perotti, primorosos en el último partido en Nervión que no acabó en victoria ante el Espanyol, se toparon ayer con la disposición táctica de un Xerez que hasta varió su sistema para taponarlos. De defensa de tres con carrileros a una de cuatro con laterales específicos como Francis y Casado con la consigna de no dejarles un metro y la promesa de tener la ayuda de los extremos, Calvo y Orellana, y la de quien pasara por allí. No era para menos. Son dos hombres resistentes, escurridizos, que vuelan sin tocar el suelo... un prototipo de futbolista que acaba siendo antipaciente de Escribano, el endocrino del Sevilla y de otros muchos colectivos de alta competición. Musculación, dieta destinada a ganar más que a perder peso, trabajo vitamínico para que los pies se tengan en el suelo al recibir cualquier empellón... una fisonomía de futbolista cada vez más apreciada con la que Daniel Alves marcó el camino y con la que Del Nido quiere lograr una especie de denominación de origen partiendo de la mucha sangre nueva que aparece cada año por la ciudad deportiva.

Es verdad que la noche no se puso de lo más idónea para dos hombres de ese estilo. Si al Sevilla le costaba tener el balón en ese juego a contra estilo que propició la intensidad del Xerez, la aparición de Jesús Navas en el tramo final acabó por dejar las cosas en su sitio. Su pase al hueco en el segundo gol, el de la tranquilidad que anotó con su habitual clase Luis Fabiano, fue la muestra de que con este futbolista en el campo no se puede estar tranquilo. Fernando Hierro y Vicente del Bosque lo saben y por eso andan con la idea de convencerlo entre ceja y ceja. Jesús Navas aún no ha dado el sí definitivo, parece que aún no se ha soltado del todo en ese aspecto, pero se espera con curiosidad la convocatoria para ese España-Argentina que se anuncia en el Vicente Calderón para el 14 de noviembre. Un partido en el que bien podría estar también Perotti, su compañero, si por alguna lesión en los partidos que quedan hasta el amistoso, se cae alguno de los 19 jugadores que ha convocado ya Maradona.

Tiene el Sevilla la suerte de tener a dos bandas en esa rampa de lanzamiento, en ese último peldaño que uno no se atreve del todo a pisar y el otro está loco porque le pongan la escalera a mano.

Si ayer Ziganda consiguió que no tuvieran ese metro de distancia con el que machacan a su rival, con ello evitó que el Sevilla se hubiese paseado en Chapín como pasó por encima del Espanyol. Con eso también se ilustra aquello de que el fútbol no es como las matemáticas. Ahora, de nuevo toca explicar por qué se gana jugando regular y se empata jugando bien.

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