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Una ocasión a la basura

  • Ficticio Con una alineación acomplejada, el Sevilla parecía hablarle de tú al Madrid Vulgar Ante el Madrid con menos fútbol que se recuerda, el Sevilla tiró a la basura la ocasión de acosar al Atlético

No pudo ser y el Sevilla se quedó sin ligar póquer de triunfos sobre el Realísimo. El Sevilla más vulgar del curso no fue capaz de apurar a un Real Madrid que no asusta a nadie y que pudo volver con una goleada en contra de no haber surgido trascendental la figura de Palop. El valenciano evitó varios goles de Higuaín y alguno de Raúl que pudieron derivar a una derrota sonrojante. Niveló Kanoute el tempranero gol de Heinze, desnivelaba Raúl un minuto después y redondeaba Higuaín en la única ocasión en que acertó. Mal panorama para la lucha por esos objetivos que persigue el Sevilla, pues son ahora muchos los llamados y pocos los elegidos.

Ganar o ganar para seguir aspirando a que eso de que lo mejor está por llegar se cumpla. Los resultados de esta jornada que se cierra en el Bernabéu no han sido buenos, el Racing aprieta y Manolo Jiménez sacó un equipo parecido al anunciado, muy parecido, pero con un matiz que denuncia las prevenciones con que el técnico del Sevilla ha afrontado el pleito.

Dejar en el banco a Jesús Navas para que juegue Crespo y Daniel adelante su posición denota una carga de complejos considerable. Sobre todo cuando se espera que Jesús Navas encuentre en ese bizcochito que es Marcelo una autopista por donde apurar a Casillas. Para colmo, Crespo es amonestado muy pronto, demasiado pronto, justo a los seis minutos por agarrón a la pieza que le han adjudicado, el holandés Robben.

Pero si pronto ha llegado la tarjeta admonitoria, el gol que deja sin argumentos la alineación sólo se hace esperar un minuto más. Y llega por la vía habitual, aunque en fuera de juego previo de Cannavaro, por un centro en saque libre al corazón del área para que llegue un rival y fusile a Palop con un testarazo inapelable. Tarjeteado Crespo, el arma secreta de Jiménez, y con el rival ganando no tiene razón de ser el planteamiento.

Y que conste que el balón lo tiene más tiempo el Sevilla que un Real Madrid que ha replegado filas para salir a la contra. El balón lo tiene el Sevilla, pero si no es por Palop puede ir perdiendo con holgura antes de que se cumpla la media hora de partido. El problema mayor es el un desajuste clamoroso por delante de la defensa, con Poulsen y Keita desconectados, faltos de la sincronización adecuada para que no lleguen al área en manifestación.

Higuaín, Raúl en dos ocasiones y Sergio Ramos se encuentran ante un Palop en vena de aciertos, mientras que Casillas ve cerca al Sevilla, pero no al balón. Y es que, con Diego Capel, inexistente y Daniel Alves a contraestilo y a disgusto, las intentonas para apurar al arquero madridista se argumentan en las paredes que intentan Kanoute y Luis Fabiano.

El partido no cambia de revoluciones y recién pasada la media hora rectifica Jiménez quitando de escena a Crespo para que el Sevilla juegue con lo normal, con los de siempre, con Daniel y Jesús Navas formando esa pequeña, o muy grande, sociedad que tanto le da al Sevilla. Y casi coincidiendo con la rectificación, gol del Sevilla. Kanoute no desaprovecha una dejada aérea de Keita para fusilar a Casillas.

Pero la alegría dura poco, muy poco, sólo lo que se tarda en sacar de centro, pensar algo y que Raúl haga el resto para volver a desnivelar el electrónico. Al descanso se llega con ventaja madridista y la verdad es que las cosas tienen sus causas y la del Sevilla es una tremenda fragilidad en el centro del campo, sobre todo por el bajón físico que sufre Poulsen. Y en camerinos toma Jiménez la decisión de dejar al danés en conserva para que sea Renato su alternativa.

Da una primera impresión muy para el optimismo el Sevilla. Parece que el partido no se le escapa, que todo es cuestión de que suene la flauta en forma de gol. Enfrente, un Real Madrid que parece fundido, llegando tarde siempre, aculado atrás, lleno de cautelas, guardando el resultado y saliendo poquísimo a la contra. La breva puede caer, pero el tiempo va pasando, el Madrid se recompone, surge Palop milagroso para que el Madrid no se vaya en el electrónico y un gol de Higuaín, el tercero, deja el partido visto para sentencia y completamente desplomado, sin el menor interés en todo lo que resta, casi media hora de juego.

Se le va al Sevilla una ocasión clara de haber pegado otro zarpazo en el Bernabéu, de ligar póquer de victorias ante el campeonísimo. A la cuarta fue la buena para el Madrid y la mala para un Sevilla que necesitaba el triunfo como se necesita respirar para seguir viviendo. No fue posible el póquer y eso que este Madrid no es capaz de intimidar a nadie, si acaso, únicamente a Manolo Jiménez a la hora de confeccionar la alineación. Aquello de Crespo en vez de Navas fue una declaración de intenciones demasiado clara como para creer que este tropiezo es fruto de la casualidad.

Tiró el Sevilla a la basura la oportunidad de hacerle un roto a un Madrid que está roto y que lleva camino de convertirse en el tuerto en el país de los ciegos. Si la Liga cae, que caerá, de lado madridista puede decirse bien claro que esta Liga ni es de las estrellas ni nada que se le parezca. Perdió el Sevilla una ocasión de oro, pero entre la vulnerabilidad defensiva y el proceso de vulgarización que padece, esa ocasión tan clave se fue al limbo de las grandes ocasiones desperdiciadas.

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