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La octava oportunidad de romper el maleficio europeo

  • Ninguna selección del Viejo Mundo logró alzarse con un Mundial disputado en el continente americano

Nunca logró un equipo europeo levantar la copa en un Mundial disputado en América. Alemania tiene hoy la octava oportunidad de romper ese maleficio cuando se enfrente en Río de Janeiro a Argentina en la final del Mundial. "Europa contra Sudamérica. Una magnífica constelación", dijo Löw nada más conocer que la albiceleste sería su rival por el título en el estadio Maracaná.

El fútbol es un deporte global, pero los ocho campeones del mundo proceden todos de esas dos regiones: tres sudamericanos (Brasil, Argentina y Uruguay) y cinco europeos (Italia, Alemania, Inglaterra, Francia y España).

No obstante, algo flota en el ambiente cuando se juega en uno u otro continente, pues únicamente Brasil logró en Suecia 1958 romper con la hegemonía local en los diez Mundiales disputados en Europa.

Uruguay 1930, Brasil 1950, Chile 1962, México 1970 y 1986, Argentina 1978 y Estados Unidos 1994 se cerraron con títulos sudamericanos y dejaron siempre vigente la pregunta: ¿Por qué los europeos son incapaces de ganar en América?

"Los equipos sudamericanos tienen ventaja al jugar en casa. Eso no se discute. Conocen el entorno, están acostumbrados", aseguró Löw tras derrotar en cuartos de final a Francia por 1-0 en un exigente partido en Río bajo un intenso sol y altas temperaturas.

"Hoy hacía mucho calor, sin viento, apenas se podía respirar. No estamos acostumbrados. Es difícil mantener el control, la concentración en estas condiciones, porque los jugadores se cansan tras cuatro o cinco carreras intensas seguidas", dijo.

Cinco de las seis selecciones sudamericanas en Brasil avanzaron a octavos de final. Entre los 13 europeos, seis se metieron entre los 16 mejores. Las semifinales, al igual que la final, fueron un duelo directo entre continentes: Alemania-Brasil y Argentina-Holanda. No obstante, Holanda estuvo cerca de batir a Argentina en 1978, Italia cayó en los penales ante Brasil en 1994 y Alemania perdió por 3-2 en un disputado duelo ante Argentina en 1986.

El ambiente en la grada y los alrededores del estadio será otra cosa. La ciudad aguarda una avalancha de más de 100.000 argentinos deseosos de estar allí el día de la final, aunque sólo 30.000 podrán probablemente entrar al estadio. Entre todos intentarán prolongar el maleficio europeo.

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