Cuando llega la pretemporada y empiezan a definirse las plantillas, los directores deportivos deben señalar con el dedo a aquellos futbolistas que no cuentan para el entrenador. A veces, la diplomacia provoca que haya superávit de futbolistas a las órdenes del técnico, pero en el Sevilla de Emery no hay demasiado espacio para la ojana y sí mucha franqueza. Entre los 25 futbolistas que viajaron ayer a Costa Ballena no están siete de los descartes que el cuerpo técnico y la dirección deportiva han realizado, todos los cedidos el curso pasado excepto Botía.

Manu del Moral, Babá, Rusescu, Stevanovic, Rabello, Javi Hervás y Guarente aún están de vacaciones y Monchi trabaja para buscarles un acomodo que, de alguna manera, no sea pernicioso para los intereses del Sevilla. De la decena de cedidos que el club tuvo el año pasado, tres se han reubicado: Botía será uno de los centrales de Emery, Julián fue traspasado al Almería y Perotti, al Genoa. El resto aún busca un destino donde continuar sus carreras.

En Costa Ballena, en cambio, sí hay otros jugadores cuya situación es diferente. Monchi ya ha dejado más o menos claro que Javi Varas no cuenta. El futbolista conoce cuál es la idea del club, que está buscando un portero, pero también se aferra a su contrato firmado, que expira el año próximo. Hará la pretemporada mientras se arregla el asunto de la portería. Cicinho fue inscrito en enero después de superar su grave lesión de rodilla en mayo de 2013, pero tampoco tiene sitio en la plantilla, ya que no jugó ni un minuto en media temporada. El Palmeiras quiso repescarlo, pero su alta ficha impidió tal movimiento. Y similar situación tiene Trochowski, que sí jugó bastante tras su lesión de rodilla, aunque el Sevilla espera buscarle una salida digna. Si no cabe otra, alguno de los tres, si no los tres, sería inscrito, aunque no es la idea inicial.