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El peligro sordo de los halagos

  • La mejoría de juego fuera contrasta con los resultados, con tres derrotas seguidas. Getafe, plaza enconada.

Unai Emery, recién nombrado mejor entrenador de la Liga BBVA en enero, no es un hombre que se deje influir anímicamente por las opiniones externas, sean positivas o negativas. Si bien es capaz de dejarse aconsejar y presume de trabajar en equipo, también lo es que ha repetido muchas veces que ni deja desatar la euforia cuando gana ni que cunda la depresión cuando pierde. En su idea del crecimiento continuo y el aprendizaje constante, siempre intenta sacar alguna enseñanza útil de la victorias y de las derrotas. Ahora, el Sevilla, y él mismo, está recibiendo muchos halagos por cómo ha planteado los últimos partidos a domicilio, sobre todo en el Bernabéu pero también en Mestalla. Ese sambenito de que sus equipos no compiten en los grandes escenarios parece perder fuerza, pero ahora toca visita a un estadio sin glamour, un campo donde el Sevilla apenas ha ganado una vez en once visitas, incluyendo aquellas semifinales de Copa.

No es Getafe una plaza propicia para el Sevilla. Apenas hay registrados diez enfrentamientos en Primera División, que se han saldado con seis derrotas, tres empates y una única victoria visitante, la acaecida en la temporada 08-09. Ganó el equipo de Manolo Jiménez gracias a Luis Fabiano y a De Mul, en el que fue el único gol del belga en su aciaga etapa como sevillista, epílogo de su efímera trayectoria como jugador.

Por una razón o por otra, el Sevilla ha naufragado muchas veces en el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz, desde su primera visita en Primera División, en la penúltima jornada liguera, en la que un frustrante empate a cero coartó las opciones de jugar la Champions al equipo de Caparrós. Ni el gran Sevilla de Juande Ramos fue capaz de ganar allí, aunque es cierto que años atrás el Getafe presentaba más competitividad que en estos momentos de zozobra económica y topes presupuestarios para realizar fichajes.

No obstante, el Sevilla de Emery está obligado a retomar la senda de los triunfos a domicilio después de tres tropiezos consecutivos lejos de Nervión. Desde la victoria en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, por 0-2, hace casi un mes, no ganan los blanquirrojos lejos del Sánchez-Pizjuán. El primer traspié severo a domicilio fue en la Copa del Rey, en Cornellà, y a éste se sumó la derrota en Mestalla, donde el equipo mostró una cara más ambiciosa, y el Bernabéu.

El análisis general del traspié en Madrid pone el acento en la valentía y el infortunio de un Sevilla que dominó fases del partido, pero que cayó por el letal cóctel de errores defensivos, arbitrales y en ataque. A los de Emery les queda el orgullo de haber hecho pedir la hora al Bernabéu. Pero para luchar por el cuarto puesto no les queda otra que sacar lo positivo de esos halagos y no dejarse llevar por las caricias condescendientes en el lomo.

De un modo u otro, lo cierto es que el Sevilla lleva tres salidas consecutivas perdiendo y ahora afronta una cita en una plaza difícil, un escenario muy distinto al de Chamartín. En el frío estadio getafense, el equipo de un viejo conocido como Quique Flores está obligado a ganar para alejarse de la quema de los puestos de abajo. Y los azulones llenarán el campo de minas y propondrán un partido muy distinto, más cerrado a las vías de ataque visitante, al que ofreció el Madrid.

El Sevilla debe retomar el camino del triunfo si quiere seguir pujando por la Champions. Para ello cuenta con la baza moral del reconocimiento a su mejoría de juego. Además, pese a que sólo ha ganado dos de sus cinco salidas en 2015 (Almería y Granada en Copa), ha marcado en las diez citas de este año. Pero el partido pedirá otro traje diferente al del Bernabéu, menos elegante y más funcional, para optar al triunfo.

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