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Por aquello de la piel y el oso

  • Olvidado el traspié en Bilbao, el sevillismo apela a otra fiesta matinal en Nervión para asentarse arriba y creer en lo que sea. El Levante, en cambio, no será presa fácil.

Hacía tiempo que en el Sánchez-Pizjuán no se respiraba tanta carga positiva. Ni siquiera la derrota el domingo pasado a la misma hora en San Mamés ha viciado un aire que sopla a favor de los de Unai Emery, que si bien frente al Athletic tuvieron la posibilidad de -aunque fuera temporalmente- encaramarse a lo más alto de la tabla como líderes absolutos, hoy está a sus manos volver a enseñar los dientes a los de arriba y seguir llenando el zurrón de puntos, que ya serían muchos de salir victoriosos en esta mañana de este otoño que tanto ha tardado en refrescar.

Vencer al Levante, con el calor del público, en un partido con horario familiar y con el sevillismo de nuevo activado tras el vistoso triunfo del jueves sobre el Standard de Lieja entra dentro de lo normal, de las cuentas que todo sevillista hace. El partido, evidentemente, hay que jugarlo, pero en la retina del aficionado todavía está la exhibición en la visita del Deportivo en un domingo parecido a éste, con fútbol por la mañana y cafelito por la tarde saboreado con la tranquilidad de haber hecho los deberes y haber ganado el partido.

Y ése es el riesgo del encuentro de hoy. Para empezar, los equipos de Lucas Alcaraz nunca se parecieron en nada a los de Víctor Fernández y el Levante tendrá la calidad que tenga, pero que hoy dará guerra sobre la pradera nervionense lo saben hasta los chinos, por utilizar una expresión del lenguaje más coloquial.

Y no es precisamente el equipo granota un rival que salga especialmente escaldado del Sánchez-Pizjuán cada vez que viene. Para empezar, quizá todo empezara en un 0-4 en Segunda División una tarde en la que contra las puertas de Preferencia chocaban vallas en forma de violenta protesta de un sevillismo que sufría uno de los momentos más duros de la historia del club. Afortunadamente para los que tuercen en rojiblanco las cosas han cambiado mucho para mejor, aunque el Levante sigue siendo un equipo incómodo y desagradable a su paso por Nervión. Por ejemplo, en una de esas visitas un gol de Arouna Kone, cedido además por el Sevilla, dejó a los nervionenses sin competición europea no hace mucho y las estadísticas dicen que los levantinos no se van de vacío Eduardo Dato arriba desde 2011.

Para el Sevilla de Emery supone un reto histórico hacer doblar la rodilla hoy al Levante. Si es capaz de ello, aparte de volver a meterse arriba en espera del tropiezo de alguno de los grandes, habrá igualado el inicio liguero que firmó Manolo Jiménez en el curso 09-10: 25 puntos en once jornadas. Tiene la ventaja el Sevilla de que lo de Bilbao se ha olvidado entre el jugadón de Reyes y el liderato en el grupo de la UEFA Europa League, aunque recordando el encuentro de hace una semana a decir verdad hay que matizar que el equipo del vasco hizo una buena segunda parte que no se vio refrendada en el marcador.

Ahora sí es cierto que el Sevilla no puede fallar. Viene el mal tiempo y en el horizonte se asoma dentro de poco una visita al Nou Camp y, aunque quede lluvia por caer hasta llegar a enero, también al Santiago Bernabéu. La plantilla está respondiendo como previó Monchi y de momento todo rueda bien, nada que ver con la campaña pasada en una Liga en la que costó arrancar, pero el mismo ejemplo vale para pensar que también puede ir en sentido contrario si no se aprieta los dientes a diario.

Emery ya puso ante los belgas a una buena parte de su infantería más cualificada, por lo que -aunque sí alguno- no se esperan muchos cambios más allá de los obligados y algún retoque como la entrada de Coke, Aleix Vidal, Vitolo o Bacca. La lesión de Beto se quedó al final en un amago y la sanción de Mbia le dará el mando a un Banega con un fútbol propicio para la cita, como ocurriera la última mañana de fútbol en Nervión ante el Deportivo. Pero ése es el gran riesgo de este partido, creerse que el Levante será un oso tan fácil de cazar y con una piel tan fácil de vender como la de los gallegos. No es gran cosa y ocupa puesto de descenso, incluso por debajo de ese Dépor goleado en Nervión, pero será un enemigo correoso que hará sudar a los blancos para que la fiesta, con familia incluida y disfrute de los niños, al final salga según lo previsto.

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