El respeto hacia el rival es la principal premisa con la que se presentó ayer la expedición sevillista en Salzburgo, en ese rincón de Austria donde vio la primera luz Wolfgang Amadeus Mozart y donde José María del Nido Benavente, Juande Ramos y Javi Navarro recogieron cierto día de enero de 2007 el trofeo que acreditaba al Sevilla Fútbol Club como el Mejor Equipo del Mundo. Hoy, algún tiempo después, los blancos ya no son los primeros del orbe para la IFFHS, pero su triunfo del pasado domingo en ese Vicente Calderón del tan piropeado Atlético de Madrid ha servido para reconducir las aguas a su cauce lógico y para que se vea ya blanco purísimo lo que antes algunos llegaron a oscurecer tanto. Pero todo depende del día a día y ahora le toca al Sevilla dejar en la cuneta al denominado Red Bull para estar, una vez más, en la liguilla de la segunda fase de la Copa de la UEFA.

El gol de Adriano en la prolongación del partido disputado allí, en el Sánchez-Pizjuán, hace justo catorce días, debería servir más que de sobras para otorgarle el pase en la eliminatoria a los sevillistas. Seguro que las casas de apuestas apenas pagan nada por ello y, por contra, sí cotiza al alza una hombrada de los austriacos. Pero Manolo Jiménez, siempre desconfiado hacia todo lo que lo rodea, ha sido el primero en inculcarle a los suyos que no hay nada garantizado, que aún restan noventa minutos por jugar y que será fundamental que la concentración sea absoluta desde el pitido inicial del ruso Nikolai Ivanov.

En principio, debería bastar con esa concentración, con que el Sevilla no se complique la vida a sí mismo. Si ya es difícil remontar en los tiempos que corren una eliminatoria con 2-0 ante un equipo tremendamente inferior, ¿qué se puede decir cuando las distancias son tan favorables al conjunto que está por delante, en este caso el sevillista? Pues está claro que, de no producirse una hecatombe, los blancos deberían seguir en la competición como uno de los principales aspirantes a conquistar su tercer título de la Copa de la UEFA en cuatro años. Aunque para ello reste bastante tiempo por delante y sea muchísimo mejor continuar bajo la premisa del partido a partido, de ese mensaje que tanto gusta a los entrenadores como antídoto para alejar la presión en la medida de lo posible.

Es más conveniente, por tanto, quedarse en este 2 de octubre de 2008 con un Red Bull Salzburgo-Sevilla fijado para las 20:30. Y por ahí aparece otra de las principales preocupaciones de los sevillistas, ese césped artificial al que tan poco acostumbrados están los equipos de la Liga BBVA. Los blancos han entrenado, y lo han pagado con lesiones, dos veces en un campo más o menos similar existente en su ciudad deportiva, pero en este tipo de superficies existen grandes diferencias dependiendo de los materiales con que estén fabricadas y del estado de conservación por el uso en que estén.

Ésa era la principal incógnita resuelta por Jiménez y los suyos cuando ayer celebraron el primer entrenamiento oficial en el EM Stadion Wals-Siezenheim, que así se llama el recinto en el que disputa sus partidos como local el Salzburgo desde que fuera inaugurado en 2003. Por cierto, allí se jugó el España-Grecia de la pasada Eurocopa, aunque ese día había sido instalado encima un césped natural a base de tepes. Comoquiera que la FIFA es una de las principales promotoras del césped artificial como elemento de futuro en el fútbol, pues no es extraño que se permitan aquí, en una hierba que ni es hierba ni nada, los partidos de este nivel. Un inconveniente más, sin duda, aunque con un 2-0 a favor...

El otro factor sobre el que ha hecho mucha incidencia Jiménez a los suyos es el juego aéreo del Salzburgo. Antes de la ida ya se había pronunciado el máximo responsable de la plantilla sevillista y ahora, cuando parece que los austriacos están condenados a atacar, no iba a ser menos. Por ello, el arahalense jugará con sus hombres más dotados para el fútbol por arriba, léase David Prieto, Squillaci o el mismísimo Fazio, que si su tobillo da el OK volverá a un equipo titular del que falta precisamente desde la ida frente a los austriacos. Sin embargo, a la vista de las ausencias, lo más lógico serían las rotaciones, incluso que se vea una pareja inédita en la delantera con Acosta y Kanoute a la espera de minutos para Renato. Aunque con Jiménez quién sabe los nombres de los once elegidos para saltar al campo. Sean quienes sean, de cualquier forma, la premisa básica será la concentración, puesto que ser precavidos nunca está de más.