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Un premio gigante

  • Robert Gesink se impone en la cima del Aubisque tras sobrevivir a una larga fuga Quintana, incapaz de descolgar a Froome, mantiene el liderato

Robert Gesink (Lotto Jumbo), la eterna promesa del ciclismo holandés, conquistó la etapa reina de la Vuelta en la cima del Aubisque, la etapa Tour en la que Nairo Quintana y Chris Froome firmaron tablas y Alejandro Valverde fue desalojado del podio tras la exhibición del Orica, que aupó al colombiano Esteban Chaves a la tercera posición.

Por fin alzó los brazos Gesink en una grande. A sus 30 años, el gigante holandés se estrenó por todo lo alto, y lo hizo en la inédita llegada al Aubisque, por donde pasó emocionado con un puñado de segundos sobre el francés Kenny Elissonde (Francaise) y el ruso Egor Silin (Katusha), dos de los compañeros supervivientes de la escapada inicial.

Ajenos a Gesink y demás aventureros que iban llegando con cuentagotas, los hombres de la general libraban un interesante combate. El Orica culminó un trabajo de todo el día para clasificar a Simon Yates a 39 segundos y a Esteban Chaves a 1.14. El colombiano saltó al tercer puesto de la general y desplazó a Alejandro Valverde, que, hundido en las rampas del Aubisque, perdió casi 11 minutos.

Después entraron de la mano, a 1.47 minutos, Quintana y Froome. El líder del Movistar trató de soltar a Froome hasta en seis ocasiones, pero el británico no se despegaba ni con agua caliente, aguantó los acelerones y salió ileso de la jornada que más temía.

Froome se mantuvo a 54 segundos y sigue siendo el líder virtual de la Vuelta, según los cálculos del director de la escuadra española, Eusebio Unzue, que estima que a Quintana le harían falta 2.30 minutos para llegar con opciones a la contrarreloj final. Otro escarabajo, Chaves, se une de momento a la foto del podio, con su compañero Yates cuarto.

Alberto Contador lo volvió a intentar en el Aubisque, pero el corredor madrileño no encuentra la aceleración de antaño. El de Pinto es sexto en la general a 3.28 de Nairo Quintana.

La jornada estelar fue en territorio francés y propia de la grande boucle, temible por los cuatro puertos que acumulaban 5.200 metros de desnivel. En Saint Jean Pied de Port empezó el peregrinaje de 41 corredores dispuestos a luchar por la etapa y agitar la general. El Movistar mandó por delante a Rubén Fernández, Dani Moreno y José Joaquín Rojas; el Sky, a David López; y el Orica, a otros tres hombres.

Con la fuga a seis minutos, el Sky tomó los mandos, ya que Dani Moreno se convertía en el líder virtual de la Vuelta. Tras el descenso del Soudet la carrera se rompió en mil pedazos en el Col de Marie Blanque, donde el francés Julien Bernard (Trek) hizo los honores al frente del primer grupo.

En estas rampas el británico Simon Yates (Orica), a 3.25 en la general, rompió el orden en el grupo de favoritos, donde nadie reaccionó a un salto que le permitió abrir hueco.

Restaba el Aubisque. La enorme fuga se redujo a los tres hombres más fuertes de la aventura de supervivencia. Gesink, aquel niño que cogió por primera vez una bicicleta a los 12 años porque "era bajito y no servía para otro deporte" apareció el día menos esperado. Fue el más fuerte en el combate final con Elissonde y Silin. Arrancó a 150 metros de la pancarta para lograr, por fin, ser rey por un día. Un triunfo muy especial después de años duros, en los que ha sufrido lesiones, caídas y hasta una operación de corazón.

Aquella promesa que ilusionó al ciclismo holandés con un cuarto puesto en el Tour de 2010 creció hasta alcanzar los 1,90 metros, pero no dio el salto esperado a la alta jerarquía del pelotón. Siempre tendrá el recuerdo de haber logrado hollar la cima del Aubisque en la Vuelta a España.

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