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El problema es la sucesión

  • Tras la decisión de Del Nido de seguir al frente del club, las dudas aparecen en si aguantará la presión y en quién podría asumir el cargo · El presidente calibrará la opinión del sevillismo en los próximos meses.

Dos días después de conocerse la sentencia que condena a José María del Nido a siete años y medio de prisión y quince de inhabilitación, el futuro de la cabeza visible del sevillismo es aún una incógnita. La decisión ya hecha pública de aguantar en el cargo hasta conocer el resultado de un nuevo fallo del Tribunal Supremo ha propiciado un sinfín de opiniones, la mayoría en la dirección de que su negativa a dar un paso atrás perjudicará a la imagen del Sevilla de cara al exterior.

Ahora mismo todo son dudas. El propio Del Nido no dejó claro que su decisión vaya a ser firme en el tiempo, sino que podría cambiar en virtud de algunas variables, entre las que estará sin duda si será capaz de aguantar la presión que recibirá a partir de este momento, algo que analizará en el día a día. Sus mismas palabras expresaban en la rueda de prensa que ofreció tras la sentencia que no esconde que su decisión podría perjudicar al club, aunque también entiende que en estos momentos es contraproducente dejar la nave.

¿Pero tiene fecha de caducidad este paso adelante tan lleno de valentía del presidente que desafía incluso cualquier valor ético? ¿Decidirá marcharse al final de temporada? Puede decirse que aún es pronto para contestar estas preguntas. A día de hoy, la idea de Del Nido es demostrar su inocencia y mientras se lo permita la legalidad no dejar su cargo como máximo dirigente y presidente del consejo de administración del Sevilla. Como con otros asuntos, el letrado sevillano aprendió de su admirado Luis Cuervas que una valiosa herramienta es calibrar el sentimiento del sevillismo y éste, de momento, no le es precisamente hostil tras la decisión que ha tomado por trascendente que sea, que lo es.

Igualmente, otra cuestión importante a valorar es la falta alarmante de la figura de alguien capaz de asumir la sucesión, un proceso que debe madurarse y que ahora mismo está en un estado aún más incipiente que germinal. Ni dentro del club ni entre el accionariado se atisba la presencia de un personaje capacitado por carisma y preparación para llevar la nave, y si aparece también debe producirse un proceso lento por los movimientos accionariales que requiere.

Del entorno del máximo accionista a título individual, Rafael Carrión, nadie ve a un candidato con un mínimo de opciones. Su hijo Luis, que lleva nueve años en el consejo de Del Nido y aún permanece, no tiene esas apetencias. En el caso de los títulos de González de Caldas, el personaje hace tiempo que está retirado de la escena accionarial del Sevilla y hasta estaba manteniendo negociaciones con el propio Del Nido para la venta de su paquete.

Después de esto, poco queda ya. El otro grupo fuerte lo conforma Sevillistas de Nervión, que a su vez comprende las acciones de la familia Del Nido y el llamado Grupo de Utrera, que aglutina cinco capitales bien diferenciados, cuatro de ellos encabezados por personas de bastante edad y sin descendencia preparada y con aspiraciones de entrar en el escenario del día a día del club. Además, según ha podido saber este diario, entre dos miembros del Grupo de Utrera hay diferencias tales que incluso han llegado a los tribunales por algunas cuestiones. El quinto miembro es José Castro, actual vicepresidente y hombre de confianza de Del Nido.

Como además se antoja imposible que de los pequeños accionistas pueda salir un candidato de consenso y con la suficiente fuerza, sólo queda esperar. Y tiempo es justo lo que Del Nido necesita. Para bien o para mal.

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