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Cuando todo queda en familia

  • El clan Manchón no para de sumar éxitos internacionales en el agua mientras Blanca se prepara para ser madre

Un diploma olímpico, trece campeonatos del mundo, varias medallas europeas y otras tres coronas mundiales en categoría veteranos. Un palmarés envidiable concentrado en un solo apellido: Manchón. Si cualquier deportista de élite coloca sus trofeos en un lugar privilegiado, a esta familia le hace falta un museo. Y es que pocos regatistas han aportado tanto a la vela española como estos cuatro sevillanos.

Sus últimas hazañas las firmaron el pasado agosto, cuando volvieron con varios títulos bajo el brazo de Brest (Francia) tras disputar el Campeonato de Europa de Raceboard. Blanca no pudo disfrutar como otras tantas veces de la competición con sus padres, Anto y Francisco, ni con su hermano, Curro, retirada como está por su sexto mes de embarazo, pero está deseando volver a subirse ya a una tabla. Es lo que le ocurre a quien toda su vida ha estado vinculada al deporte, que al final no hay forma de dejarlo. "Cuando yo nací todos hacían windsurf. Mis padres me llevaban por todo el mundo para competir. Con 8 años empecé a heredar las velas de mi hermano y, con una autocaravana, viajábamos por toda Europa de un campeonato a otro, compaginándolo con el trabajo de arquitecto de mi padre y los estudios de mi hermano y míos", recuerda la olímpica en 2004.

El windsurf se introdujo en la familia Manchón desde que las primeras tablas llegasen a las costas de Huelva. Fue entonces cuando el matrimonio, atletas en aquel momento, se enganchó al deporte acuático. "Desde muy pequeños hemos estado en un ambiente relacionado con el deporte. Cuando no era la vela, era cualquier otro que nos gustara y siempre se hablaba en casa de las competiciones que habíamos hecho o de las que queríamos hacer, o de innovar con las tablas que teníamos", cuenta Blanca sobre una vida familiar que nunca tuvo una rutina normal: "Cada día podía cambiar en función de un entrenamiento, del viento, del colegio o del trabajo".

Mientras otros niños pasaban su infancia entre deberes y actividades extraescolares, los padres de Blanca quisieron potenciar el deporte en sus hijos, ya no sólo por salud, puesto que Blanca padecía asma de pequeña, sino por las enseñanzas que éste aporta a los jóvenes y que no puede dar ningún libro de texto. "Mi familia siempre me ha apoyado en esto, tanto en los momentos buenos como en los malos. Son muy críticos y cuando tenían que decirme las cosas, para bien o para mal, lo hacían, pero siempre con el objetivo de aprender de los errores y sin olvidar que sólo es un deporte", explica la windsurfista, que empezó a competir a nivel internacional con gente que duplicaba su edad.

Para enfrentarse a este mundo tan competitivo, quién mejor que su propio padre, windsurfista experimentado, para guiar sus pasos. "Fue mi entrenador muchos años y fuimos juntos a los Juegos de Atenas", recuerda sobre una experiencia que le brindó un diploma olímpico con sólo 17 años.

Y, como al final todo queda en casa en esta familia, el relevo de su padre lo tomó Curro, con amplia experiencia como regatista y entrenador olímpico. "En la selección española siempre ha sido un poco caótica la forma de entrenarse, ya que casi nunca lo hacemos juntas por intereses opuestos. El gasto que representa un entrenador personal diario en mi deporte es bastante alto y pensamos que podía ser un buen proyecto hacer tándem con mi hermano", resume sobre una decisión de la que nunca se arrepintió a pesar de los pequeños enfados que siempre pueden surgir cuando te da órdenes alguien tan cercano: "Hemos disfrutado mucho estos años juntos, compitiendo por todo el mundo. A veces son difíciles ciertas cosas, pero siempre nos hemos entendido muy bien en el agua".

Sin embargo, los años pasan y la prioridades cambian. "Mi familia tenía previsto ir al Campeonato del Mundo de Australia, pero tuvieron que decidir entre ver nacer a mi hijo o competir, y lo tuvieron claro", dice Blanca con una sonrisa. Lo que tienen claro es que, mientras puedan y queden fuerzas, nunca prescindirán del deporte: "Mi objetivo es el Mundial de Japón en 2017, volver a coger sensaciones en la tabla. En cuanto a mis padres, se cuidan y se mantienen en forma para seguir compitiendo todo lo que puedan".

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