Cajasol | pamesa valencia · la previa

El remiendo obligado

  • Sin margen Los de Comas afrontan hoy otra final con la necesidad de ganar tras perder con Estudiantes Decisivo El estado de gracia de Ignerski, siempre que alguien más lo acompañe, es la mejor baza local

El Cajasol se agarra al mayor de los tópicos del deporte para seguir vivo en la ACB: prohibido fallar. Se acabaron los experimentos y las pruebas de mentira. Se acabó el dejar pasar oportunidad tras oportunidad pensando en que ya se resolverá todo más adelante. Se acabó, en definitiva, lo que se daba, porque ahora es el momento. Quedan seis finales por delante y la primera, con el Pamesa, es de obligada victoria si el Cajasol quiere impedir un suicidio colectivo: el del propio club y el de sus aficionados.

Ante Estudiantes los de Comas dejaron pasar el primer match point de la temporada. Dio vida a un rival directo y ahora se la juega ante otro cuya guerra es bien distinta -quién la librara-. Los valencianos, con un pie en Sevilla y la cabeza en la Final a 8 de la Copa ULEB de la próxima semana, no son los oponentes más oportunos con quienes jugártela. Eso de tirar ocasiones a la basura es lo que tiene, que al final te la juegas contra los más fuertes. No lo habrá hecho queriendo, pero tampoco le viene mal esto a un Caja que ha demostrado durante todo el campeonato crecerse ante los grandes (excepto en Badalona con el Joventut) y pasarlo realmente mal con los de su liga particular (ViveMenorca, Fuenlabrada o el propio Estudiantes).

El enemigo asusta, sí, pero no tanto como la desconcentración que sufren los hispalenses, capaces de lo mejor y lo peor en 40 minutos, cuya irregularidad les ha llevado a una situación tan desesperada. Otros están peor y tienen menos recursos para sacar esto adelante, pero como decía Comas, "en el momento que mire el ombligo de mi rival, mal asunto". Por eso, para acabar con las cuentas de la lechera, ganar al Pamesa es fundamental, y eso pasa por la aportación de todos y cada uno de los jugadores. De todos, ya que cuando alguna pieza del equipo está pensando en sus cosas el conjunto se resiente mucho y es incapaz de reaccionar por mucho que Ignerski tenga el día.

El polaco está en un momento dulce -hay que renovarlo cuanto antes- con números que invitan a soñar. Por fin alguien está dispuesto a tirar del carro. Su promedio en las últimas cuatro citas es de 20,5 puntos, 21,2 de valoración y más de tres triples por partido. Además Ignerski llega a este encuentro tras haber firmado sus dos topes en la competición, 28 puntos y 29 de valoración. El problema es que él solo no puede. Pasó en Madrid y el equipo perdió. Con el ViveMenorca, más de lo mismo. Eso sí, cuando Kakiouzis, Bennett o Ellis lo acompañan el resultado es otro, y eso es lo que ha tratado de hacer entender Comas. Implicar a todos por igual y hacerles ver el compromiso que tienen.

Por ello, la mayor envergadura del juego interior de los cajistas debe ser uno de los puntos de referencia sobre los que se sustente el triunfo local. Otro, irremediablemente, es la defensa. Volver a la intensidad y la concentración exhibidas en el Palau -olvidadas en el Telefónica Arena-, es una de las consignas para que el Cajasol ataque mejor, ya que cuando corre es mejor equipo que cuando le hacen correr. Estudiantes jugó con la lección bien aprendida, a sabiendas de que sin un pívot de referencia su juego tenía que basarse en otros fundamentos. Pamesa, que posiblemente cuente con la baja de su techo (Barac, de 2,17 metros) usará las mismas armas. Velocidad y un perímetro con francotiradores de lujo como Douglas y Williams.

Pero el cuadro valenciano no será un mera comparsa. Acumula 17 victorias, tres menos que el Barcelona y el Tau, lo que le impide aspirar a arrebatarles la cuarta plaza, y una más que el Iurbentia Bilbao, que parece su principal enemigo para luchar por el quinto lugar, aunque sin descartar a Unicaja y al Akasvayu, que tienen 15 triunfos. De esta manera, el objetivo de los de Katsikaris es afianzarse en esa quinta plaza que le propiciaría, en teoría, un cruce más asequible en los play off. El técnico griego contará con todos sus jugadores a excepción del lesionado Avdalovic, mientras que el croata Barac está mermado por un pequeño esguince y será duda hasta última hora.

Comas los tiene a todos en condiciones (con las clásicas molestias de Bennett y Miso). Lo que preocupa más al preparador cajista es la fortaleza psicológica de los suyos, algo de lo que bien puede depender el resultado. San Pablo está en horas bajas. Tocado, pero no hundido. Sin embargo, un disparo más, otra estocada en casa, una derrota ante Pamesa sería el principio del fin con la carga moral que ello contrae. Por contra, un triunfo, independientemente de lo que acontezca en la jornada -por aquello de no mirar el ombligo ajeno-, supondría un salto cuantitativo por la permanencia, porque alguno de los rivales directos caerá..

Seis balas le quedan al Cajasol en la recámara. Seis balas que marcan la diferencia entre la gloria -a estas alturas la permanencia sabe a éxito- y el fracaso. La primera, Pamesa, tiene que dar en la diana. Si no, tocará sufrir, aún más.

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