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Una reválida sin Beñat

  • Sin el centrocampista vasco, sancionado, Mel realizará variaciones en el once tanto en el dibujo como en los elegidos. La pasada temporada el técnico bético se vio con un pie fuera del club tras una injusta derrota en Pamplona.

En este Betis se ha convertido en costumbre la necesidad de generar un debate cada semana. Que si el juego ahora es menos estético, que si se debe fichar un portero o, el último, sobre quién ocupará el lugar de Beñat. Todo acaba siendo cuestionado, pero la única realidad la marca la clasificación, donde el Betis ocupa la cuarta plaza con 12 puntos tras las siete primeras jornadas. Con este panorama, la visita al Osasuna con más dudas de los últimos tiempos se antoja como la enésima reválida para los pupilos de Mel, que se encontrarán con la oportunidad de dar un golpe en la mesa y zanjar de una vez los debates.

Acude preparado el cuadro verdiblanco para un duelo de pierna dura, en los que no se puede dar un balón por perdido, algo típico cuando se juega en Pamplona, pero que quizá esta temporada se acentúa más. Y es que este Osasuna de Mendilibar, consciente de sus debilidades, quiere forjar su permanencia convirtiendo su estadio en un fortín, algo que de momento sólo consiguió en la goleada ante el Levante en su último encuentro como local.

La visita al Reyno de Navarra, o El Sadar para Mel y muchos otros, evoca recuerdos agridulces para el preparador bético, después de que la pasada temporada se viera con un pie fuera del banquillo tras su postrera derrota. Entonces, el Betis sólo acumuló un punto en diez jornadas y ese gol de Nekounam sobre la bocina, después de un segundo tiempo en el que el cuadro verdiblanco creó más de media docena de ocasiones, dejó muy tocado a Mel. La valentía del consejo y ese buen fútbol desplegado, amén de otras circunstancias que rodeaban entonces al Betis, permitieron la continuidad del técnico, que salió reforzado del envite tras el discurso rotundo de Miguel Guillén, quien empeñó su palabra para ratificarlo hasta junio.

Las circunstancias de la visita de esta noche se antojan diferentes, al menos en cuanto a las necesidades béticas en la clasificación, aunque otro de los debates recurrentes de este inicio de temporada se centre en el estilo de juego. Dicen los críticos que el Betis acumula más puntos que buenas sensaciones, pero lo cierto es que, exceptuando el día del Rayo, las derrotas llegaron siempre rodeadas de polémicas, mientras que el equipo verdiblanco sí parece haber ofrecido síntomas de madurez, al menos para manejar las ventajas obtenidas. Lo que sí tiene claro el cuerpo técnico es la necesidad de aprovechar este tramo del calendario para llenar las alforjas de puntos, justo antes de que lleguen el derbi y las visitas a Heliópolis de los dos grandes.

En la reválida verdiblanca en Pamplona también entra en juego el factor humano. La baja del sancionado Beñat no trae buenos augurios, después de que el Betis contase por derrotas las tres ausencias del vasco en el pasado campeonato. Para paliar el hándicap que supone la falta de uno de los tres indiscutibles del equipo, Mel planteará tanto un cambio de sistema como de componentes, en lo que supondrá en principio una especie de regreso al pasado.

Para empezar, el debate de la portería quedó zanjado con la actuación de Adrián ante la Real Sociedad, donde al menos se ganó una continuidad con visos de duradera. En la defensa, Perquis será la pareja de Paulao, otro de los imprescindibles sobre todo en su actual nivel, para que Nelson y Nacho, aunque Álex Martínez también cuenta con opciones, ocupen los laterales. En el centro del campo, la entrada de Salva Sevilla, que sería titular por vez primera en la temporada, significaría un dibujo asimétrico del 1-4-4-2, con el virgitano escorado a la derecha, Rubén Pérez y Cañas como pivotes y Juan Carlos en la zona izquierda. En la punta del ataque, Jorge Molina y Rubén Castro, el dúo que comenzó el campeonato y que debería revisar el vídeo del primer tiempo en San Mamés, donde colaboraron como los que más en la presión y recuperación del balón.

La lluvia y ese frío invernal que ya empieza a sentirse el norte de España recibieron a la expedición verdiblanca a su llegada al Iruña Park, donde velan armas antes del partido. Con un césped en buen estado aunque más rápido de lo habitual por el efecto del agua, el equipo de Mel buscará una victoria sin acordarse de Beñat, su jugador franquicia en terminología más propia de las ligas profesionales de baloncesto. Y todo eso a partir de las ocho menos cuarto, cuando Velasco Carballo, árbitro de la contienda, decrete el inicio de la enésima reválida de Mel y los suyos, de ese Betis con más puntos que fútbol.

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