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Ya saben lo que no hay que hacer

Caer en la obsesión es el camino más corto para reincidir en errores pasados. Sin embargo, se va echando en falta la primera victoria del Cajasol como visitante, pues hasta que ésta no se produzca y, de paso, encadene dos triunfos seguidos, no se podrá observar su realidad desde un prisma diferente al utilizado hasta el momento.

Después de romper la mayoría de los pronósticos el domingo pasado al infringir una contundente derrota al Barcelona, la mejoría intuida al grupo de Rubén Magnano debe quedar refrendada esta tarde en el pabellón Pisuerga, la cancha del Grupo Capitol Valladolid, de donde, que nadie lo olvide, salir victorioso será tan complicado como hacerlo de Manresa, Bilbao y Menorca, los tres últimos destinos en los que el Caja sucumbió generando ciertas dudas que sólo se han ido disipando parcialmente con sus actuaciones como local en San Pablo.

Salvo Estudiantes, que no ha encontrado mejor remedio que contratar a Velimir Perasovic para enmendar su situación, no hay otro equipo en la ACB que haya tenido una semana más delicada que este Grupo Capitol, que en la pasada jornada era vapuleado (103-65) en el Martín Carpena por un Unicaja necesitado de enderezar su rumbo en la competición doméstica.

Perder por 38 puntos en la ciudad donde comenzó a hacerse un nombre dentro del baloncesto tuvo que ser un momento tremendamente sonrojante para Javier Imbroda, al que el calendario, casualmente, le ha brindado la oportunidad de resarcirse ante el Caja, al que llevó a un doble subcampeonato de Liga y Copa en la inolvidable temporada 1998-1999, pero del que, posteriormente, saldría por la puerta de atrás en el transcurso de su tercera campaña en Sevilla.

Imbroda no es el único pucelano con pasado cajista, ya que a sus órdenes tiene a Corrales, un base en declive y que se mantiene a base de impulsos pero que en un día aislado de inspiración te puede romper, y a Evtimov, el jugador menos heterodoxo en sus movimientos que se pueda ver en un parquet pero que es muy incómodo de defender. Ya se sabe: siempre quedan sentimientos que afloran cuando se coincide con viejos conocidos. Sin embargo, ni uno ni otro son de los jugadores más determinantes de este Grupo Capitol, que tiene, tras el León, la segunda plantilla más longeva de la ACB (29 años de media).

Nacho Rodríguez, a sus 37 años, dirige a un equipo, en el que destacan las penetraciones (precisamente, uno de los movimientos que más le está costando defender al Caja) de Gomis, el tiro exterior de Yebra y la fortaleza en la pintura de su pareja de americanos, Boddicker y, sobre todo, Eley. Una vez perdido San Emeterio, el base Rodrigo San Miguel es la nueva promesa de su cantera.

Durante la semana, de lo que más se ha hablado en Valladolid ha sido de su defensa, o mejor dicho, de su mala defensa, ya que los de Imbroda, que acumulan tres triunfos y seis derrotas, tienen el deshonor de ser los peores defensores del campeonato, pues reciben un promedio de más de 86 puntos por encuentro.

Si ese registro se mantiene, con el que ganar es tremendamente complicado, el Caja tendrá mucho avanzado en pos de lograr su primer triunfo como visitante, si bien es cierto que, para ello, y más allá de favorecerse de las deficiencias del rival, habrá de subsanar los propios errores cometidos en sus últimos desplazamientos: falta de continuidad en los momentos de buen juego, floja intensidad defensiva, problemas con el rebote, poca fluidez ofensiva y, sobre todo, coraje y espíritu para sobreponerse a los ambientes hostiles.

Las actuaciones de Miles y Ellis, tanto en la dirección como en la anotación, y la intensidad defensiva serán las principales claves para que el Cajasol salga victorioso por vez primera como visitante. Miso, que aún no entrena al mismo ritmo de sus compañeros, se vestirá. Otra cosa es que esté en óptimas condiciones para jugar.

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