Imposible competir con el próximo clásico entre Real Madrid y Barcelona: ni siquiera rivales tan estimables como Inglaterra y Bélgica permitieron a la selección española reclamar la atención mediática, que sólo tiene ojos para el gran partido del 21 de noviembre. La recuperación de Lionel Messi, el hombro dañado de Sergio Ramos, la eventual tensión en el vestuario blanco con el técnico Rafael Benítez, la imputación de Karim Benzema en un presunto delito de chantaje o el momento triunfal de Neymar llenaron ayer las primeras páginas de los periódicos deportivos españoles.

Sólo As se diferenció del resto de los medios para encontrar un sitio en su portada para la nueva camiseta de la selección española, que "no lleva bandera", según apreció. Y es que nada puede competir con el próximo clásico del fútbol español, un partido que generará audiencias millonarias y nuevos récords. La última jornada de Liga añadió una dosis de picante extra con la derrota del Real Madrid y la constatación del buen momento del Barcelona. Suficiente para que en la capital se instalara la depresión, en contraste con la euforia que vive el noreste del país. Hay debate desde el mismo domingo. En este clima de expectación se concentró la selección española, casi sin hacer ruido, por más que por delante tenga dos amistosos tan atractivos como los que proponen rivales como Inglaterra o Bélgica, equipos llamados a ser protagonistas en la próxima Eurocopa, particularmente los belgas, actuales números uno en el mundo en el ranking de selecciones gracias a una extraordinaria generación de talentos que encabezan Eden Hazard y De Bruyne.

España fue tradicionalmente un país con hinchas más amantes de sus clubes que de la selección, si bien tal costumbre se invirtió con los grandes éxitos del equipo nacional entre 2008 y 2012, cuando conquistó consecutivamente dos Eurocopas y un Mundial. Pero el fracaso de Brasil 2014 trajo una quiebra en el idilio entre la selección y la afición. La última fase de clasificación para la Eurocopa, en la que España ganó su pase sin demasiada brillantez, tampoco ayudó a recuperar los vínculos. De tal forma que hoy el hincha español -o la prensa nacional- sólo tiene ojos para el clásico del 21 de noviembre. Los periódicos españoles ni siquiera se preocuparon en recuperar la vieja polémica de los abucheos al jugador del Barcelona Gerard Piqué en los últimos partidos jugados con España.

La Federación Española tampoco se esforzó en intentar seducir a los medios y a la rueda de prensa de ayer acudieron los defensas Mario y De Marcos, dos futbolistas secundarios actualmente en el equipo nacional. "Inglaterra y Bélgica de amistosos tienen poco. Son una buena piedra de toque para probarnos, seguir mejorando y hacer bien las cosas", dijo Mario ante apenas una decena de periodistas.