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Ésta sí es la senda a seguir

  • Cambio El Sevilla Atlético ofreció una buena imagen ante un Albacete que vino a no perder Premio El joven Moisés García celebró su debut con un bonito gol desde la frontal

Poco sabor deja el punto obtenido ayer por el Sevilla Atlético ante un Albacete que desembarcó en la ciudad deportiva con la clara intención de no perder el encuentro. Y es que los pupilos que dirige Fermín Galeote dieron muestras, al fin, de que no merecen el duro castigo de ser colista a un mundo de la salvación.

Las voces de apoyo lanzadas desde la directiva nervionense a lo largo de la semana provocaron el efecto deseado. Los jugadores franjirrojos saltaron al césped con una actitud sorprendente. Sin ataduras, con las ideas claras, sin ningún tipo de miedos. Esta generación de buenos futbolistas tiene que disfrutar y olvidarse de una vez por todas de la crítica situación clasificatoria.

El primero en poner las cartas sobre la mesa fue el propio Galeote. El técnico varió considerablemente el esquema táctico del filial, dando entrada a dos puntas complementarios como Fali e Igor (el último ni se recuerda desde cuándo no jugaba), en lugar del clásico único ariete por el que lleva apostando toda la campaña.

Los primeros compases del choque no dejaron nada de reseñar. El frío en la carretera de Utrera afectó sobre todo al espectáculo. No obstante, se presenciaba que las cosas no iban a transcurrir por los derroteros de costumbre. Pero cuando mejor pintaba la situación, vuelta a las andadas. Un error garrafal en defensa obligaba a De la Bella a cometer penalti sobre Diego Costa. La pena máxima la transformaba Toché poniendo a los manchegos por delante. Excesivo premio para los de Juan Ignacio Martínez.

Una mirada dicen que vale más que mil palabras. La que se presenció entre los sevillistas daba que pensar. No era la de costumbre: derrotista, perdida... Algo había cambiado. Dos minutos después ya se conocía por qué. La casta y el atrevimiento salieron a relucir y Moisés García, en su debut con el Sevilla Atlético, establecía de nuevo las tablas en el electrónico con un zapatazo desde la frontal del área que dejaba a Jonathan clavado y siguiendo con la mirada el esférico. Recompensa a la fe.

Tal era la furia de los blancos que Fali pudo hacer el 2-1 nada más sacar de centro el Albacete. Su disparo, tras un excelente control de pecho, se marchaba por encima de la portería.

Tras la reanudación, el Albacete adelantó las líneas en busca de los tres puntos, una decisión que hubiese condenado a los albaceteños si tanto Fali como Igor hubiesen aprovechado los enormes espacios en la zaga visitante. El primero disfrutó, hasta por dos veces, de la oportunidad de marcar por segunda jornada consecutiva -hizo el 2-0 ante el Alicante-, pero sus remates salieron junto al poste. Eran los mejores minutos del Sevilla Atlético.

Poco a poco, el equipo de Galeote se fue desinflando. Sólo la entrada de Trecarichi (muy aplaudido por los pocos espectadores presentes) aportó mordiente en el ataque. El jugador argentino disfrutó de los primeros minutos de la temporada y se mostró voluntarioso, aunque muy desafortunado.

Del Albacete no había noticias. Los manchegos se limitaban a esperar el pitido final para llevarse en el saco un punto que ni le iba a sacar de pobre ni le iba a hacer rico. Y tanto porfiar con el resultado le pudo suponer un disgusto si Jonathan no se hubiese lucido ante un disparo desde 40 metros de un Armenteros genial. Era el minuto 89 y llegaba, como siempre el momento del pánico.

Pero este partido había sido diferente al modelo conocido y no iba a cambiar su epílogo. Por eso, los últimos acercamientos del Albacete murieron mansamente en la frontal del área sevillana. El premio fue únicamente un punto, pero esta vez las sensaciones dejaron un hilo para la esperanza.

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