El otro partido

No sólo basta con pedir la camiseta

  • Las actuaciones de Sobis y Odonkor justifican las decisiones de Paco Chaparro

Cuando Paco Chaparro ha tomado alguna decisión siempre ha sido con el sentido de la justicia por delante y así ha logrado mantener su credibilidad en el vestuario. No le ha temblado el pulso al trianero ni para sentar a sus supuestas estrellas, llámense Mark González, Sobis u Odonkor, o el caso de Ricardo en estas últimas semanas, ni para colocar sobre el terreno de juego al que se lo ha ganado con su trabajo y acierto.

Algunos jugadores han mostrado de puertas hacia dentro su malestar, aunque la situación del equipo los obligó a acatar las decisiones. Tanto Sobis como Odonkor se quejaron durante la temporada de su falta de continuidad, expresaron sus deseos de ir con sus selecciones y su malestar por no contar para el técnico. Pero con Chaparro no sólo basta pedir la camiseta, sino que se debe exigir en el terreno de juego.

El brasileño, al que se lleva esperando dos años en Heliópolis, sólo deja destellos de calidad y cada tres partidos, insuficiente para competir en este Betis, algo que refleja a la perfección la situación de todo un internacional con Brasil. A Sobis no sólo se le piden goles, algo de lo que él huye siempre en su discurso, sino también que aparezca, que se ofrezca, que sirva como referencia del juego de ataque. La indolencia que muestra en el terreno de juego lo coloca en su peor versión, lejos de ese delantero del que tanto presume Manuel Ruiz de Lopera.

El caso de Odonkor es diferente. El alemán muestra una mejor actitud en los últimos partidos, por aquello de la cercanía de la Eurocopa y ése ultimátum que le realizó Joachim Löw, seleccionador germano, que le exigió minutos en la Liga española para que su presencia en la cita de selecciones fuera una realidad. Pero su falta de calidad se evidencia en cada acción, pese a su deseo de agradar y sus constantes intentos de desborde.

Sobis y Odonkor sirven de ejemplos para mostrar la errática política deportiva del Betis. Lopera se vanaglorió en el pasado mes de enero de rechazar suculentas ofertas por ambos jugadores, o al menos eso señalaba el fax de la calle Jabugo, pero los dos se han empeñado en demostrar que en sus cabezas existen otros pensamientos más alejados de Heliópolis que cercanos a los problemas deportivos del Betis. El brasileño no pierde ocasión en su país para señalar su deseo de jugar los Juegos de Pekín, más allá de lo que ocurra con el equipo bético. El alemán exhibe su mejor forma física y su actitud más ejemplar cuando se lo exige su seleccionador, pero no cuando al Betis se le ha hecho necesario.

Precisamente, Chaparro se verá obligado ahora a acudir a los internacionales, ante las bajas de su tridente mágico. El Betis necesitará, de nuevo, las mejores fórmulas del efecto Chaparro para espantar los fantasmas del descenso, esos que nunca quieren abandonar Heliópolis para desesperación de los aficionados béticos. Y el técnico recurrirá a su enésimo intento de recuperar a esos jugadores menos implicados con la camiseta verdiblanca.

Atlético y Villarreal son los dos próximos rivales del Betis, algo que servirá de estímulo para un equipo que parece jugar mejor ante los conjuntos de la zona alta de la tabla. Cuando la caja de resonancia es más elevada, aparecen los mejores destellos de Sobis o de Odonkor, los dos jugadores pendientes de las llamadas de sus seleccionadores. Pero en el fútbol, y más aún con Paco Chaparro, no es suficiente con pedir la camiseta. Sobre todo cuando aún se debe demostrar una calidad que se presupone.

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