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Como a un solo partido

  • Aunque el mensaje público invite a la prudencia, el Sevilla quiere sentenciar en Moscú su pase a los cuartos de la Champions. El aspecto físico disminuye las opciones teóricas del CSKA

El tiempo no corre, vuela. Pasó diciembre, se entró en el año nuevo, se consumió enero, vaya enero, y aquí está otra vez la Liga de Campeones para este Sevilla que parece camino de enderezar el rumbo. Si es que alguna vez llegó a torcerse del todo, pues por esa senda quedó la final de la Copa del Rey y, de momento, una cuarta plaza liguera que daría derecho a disputar la fase previa de esta prestigiosa competición en caso de finalizar las cosas así. Demasiadas competiciones, muchos esfuerzos, victorias y derrotas, muchas más victorias que derrotas por supuesto, y aquí están los hombres de Manuel Jiménez, en la nevada Moscú con la intención de superar su primera participación en la prestigiosa Champions League, la segunda en la máxima competición continental para que nadie pueda osar a afear semejante olvido al cronista. Para ello, para mejorar el pasado más inmediato, los nervionenses deberán dejar en la cuneta al CSKA de Moscú, al equipo del ejercito ruso, un verdadero mito del fútbol de estos lares tan gélidos.

Ése es el reto que se han marcado casi de manera obsesiva todos los que mandan algo en la entidad sevillista. Desde el presidente, José María del Nido, hasta el entrenador, pasando, por supuesto, por los empleados más cualificados, léase los futbolistas de la primera plantilla. No ha lugar a la relajación, a aguardar a que el rival coja la palabra por el hecho de ejercer de anfitrión. En absoluto, el Sevilla tiene que tomar la iniciativa desde el minuto 1 hasta el último y con esa intención se halla desde el lunes en el lujoso hotel Ritz Carlton de la capital de todas las Rusias.

Si se acude a un aspecto futbolístico puro y duro, la clave puede estar en imprimirle un ritmo intenso al partido desde el mismísimo pitido inicial del alemán Felix Brych. Con independencia de la diferencia de calidad entre un equipo y otro, que eso se encargará de dictaminarlo el propio juego, hay una cosa que está clarísima y que debe ser una ventaja para el Sevilla, que los nervionenses se enfrentan a un adversario que no disputa un partido oficial desde el pasado 8 de diciembre. Entonces el CSKA se coló en los octavos de la Champions al derrotar en Estambul al Besiktas.

Pero han pasado dos meses y medio de aquello, incluso muchos futbolistas han variado, pues llegó, entre otros, el japonés Honda para mejorar la plantilla del conjunto moscovita y es imposible que el CSKA esté en su mejor momento físico pese a las concentraciones de pretemporada que ha realizado en La Manga, Marbella y Turquía. Para que todos los aficionados se hagan una idea, es como cuando juega el Sevilla un torneo de verano y los expertos no cesan de apuntar que el físico aún no es el más adecuado para aguantar 90 minutos a plena intensidad. Pues lo mismo, así que ése debe ser el principal objetivo de los hombres de Jiménez, darle al juego todo el gas que sea posible desde el principio hasta el final para tratar de conseguir que el rival reviente en ese aspecto.

Claro que también existirán inconvenientes para semejante propósito. Para empezar, las temperaturas son capaces de helarle el corazón a cualquiera que no esté acostumbrado a soportarlas y está claro que los locales siempre se podrán adaptar al medio con mucha más facilidad. El frío es igual para los dos equipos, por supuesto que sí, pero es evidente que debe afectar más a un equipo radicado en el sur de Europa. Y el segundo aspecto negativo a tener en cuenta es el césped artificial que se instaló en el estadio Luzhniki de Moscú. Está claro que sería aún peor la cosa de ser la hierba natural, pues no se puede olvidar el sufrimiento que ésta, por su carencia absoluta básicamente, generó en la anterior visita a Moscú, en concreto cuando el equipo entonces entrenado por Juande Ramos derrotaba al Lokomotiv por 0-1 con un gol de Jordi López en una campaña que se cerraría con el primer título europeo de los sevillistas en la final disputada en Eindhoven.

Aquel día ya se notó la diferencia física entre un equipo y otro a estas alturas de febrero y ahora la cuestión es repetir la estrategia. Con esa intención, pues, partirá un equipo sevillista en el que las dudas estarán en la delantera. Como parece que Negredo es el que está en mejores condiciones y encima el madrileño no podrá jugar el próximo domingo contra el Athletic por su sanción, pues apuesten por él como punta arriba para formar un equipo a su alrededor. Junto a Negredo, deben estar los hombres que gozaron de descanso el pasado sábado en Palma de Mallorca, concretamente Escudé, Adriano y también incluso Renato o Perotti, que estuvieron en torno a la media hora. Súmenle al sancionado Zokora y a Palop y el resto responderá a las cavilaciones de Jiménez, aunque salga el que salga lo hará a tope de revoluciones. La eliminatoria se afronta casi como si se tratara de un cruce a un solo partido y el Sevilla no sólo quiere un buen resultado en Moscú, busca un triunfo.

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