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Cuando ya no es tiempo de amagar

  • Al invicto Sevilla se le presenta la ocasión de mostrarse capaz de cumplir su objetivo. La cuarta plaza, en juego.

Que el fútbol es efímero lo sabemos ya a estas alturas con la certeza de que el lunes mismo, víspera del inicio de otro torneo para el Sevilla como es la Copa del Rey, prácticamente será historia lo que pase esta tarde en el estadio Ciudad de Valencia. Pero lo que pase en el habitualmente mal cuidado césped sobre el que juega sus partidos de local el Levante es ya de suma importancia para el proyecto que defiende a capa y espada un Marcelino que gane o pierda le recuerdan a diario que no da con la tecla o que su equipo no juega a nada.

Pero esta última afirmación, elevada a debate generalista cuando quizá debiera sólo dar para provocar y hasta estimular diferentes puntos de vista, será lo que menos importe a un entrenador que podrá ir de otra manera por la calle si los jugadores a los que entrena vuelven hoy en el chárter de regreso a Sevilla con los tres puntos entre los bultos de utillaje. El entrenador nacido en Asturias lleva, con Giovani o sin Giovani como tema de excusa, varios meses avisando de que llegará la época en la que, una vez eliminado de Europa, el Sevilla tendrá que volver a jugar miércoles y domingos. Y esa época está aquí ya. Pero está aquí ya con la cuestión añadida de que precisamente llega en el momento en el que el Sevilla puede confirmarse como, de verdad, lo que quería ser y lo que quieren sus rectores que sea.

Después de amagar durante estos meses con el mérito de no despegarse de ahí sin ser carne ni pescado, es el momento de dar. El cuarto puesto -o sea, la Champions- está al alcance de la mano, tiene un rival enfrente asequible por mucho que haya sido la revelación del tercio de Liga disputado y ha entrado, además, en racha. Desde que comenzó la Liga no había sumado dos triunfos consecutivos hasta los firmados ante Zaragoza y Getafe y, para terminar de apoyar la tesis de positivismo, el Sevilla es el único club invicto fuera de casa.

Todo, en teoría, está a favor por tanto para los de Marcelino, de un Sevilla que el año pasado goleó incluso en este mismo escenario (1-4) sólo dos desplazamientos antes de que Del Nido y Monchi se cargaran a Antonio Álvarez tras perder frente al Hércules en Alicante. ¿Tiene o no mala memoria y es efímero el fútbol?

Desde luego, las situaciones son totalmente distintas. Ni aquel Levante es el de ahora, con 26 puntos y cuarto en la tabla, ni Marcelino tiene la misma fuerza en el proyecto que tenía por entonces el entrenador de Marchena que ganó una Copa para el Sevilla. O una final, maticemos.

Este Levante ha llegado a asustar. A la estela de Arouna Kone, se ha merendado en este estadio hasta al mismísimo Real Madrid de Mourinho. Es uno de los equipos más seguros en casa, donde ha jugado seis encuentros y ha ganado cinco. Logró que Ballesteros, un jugador al que le ha faltado poco para vivir los tiempos en que los centrales sacaban de puerta, saliera en plan estrella en entrevistas en El País. Pero si a Ballesteros no hay por qué temerlo -si acaso Negredo a sus codos- sí puede producir algún dolor de estómago la que le pueda liar al Sevilla un delantero que, si bien ha tenido que matizar unas declaraciones hechas libremente y consciente de lo que podían provocar en Nervión, siguen teniendo vigencia en ellas ese hedor a desagradecimiento resentido desde las que se pronunciaron.

Porque en la práctica, si Kone tenía claro que iba a dejar de marcar ese gol que con el que llegar a los 18 que volverían a atarlo con un contrato al Sevilla, seguro que no iba a elegir para dejar de hacerlo precisamente el día de hoy, en que puede enfrentarse --ara avis en un cedido- al club que todavía le paga y que le ha tocado padecer la inactividad perenne del fichaje más caro de su historia a causa de dos lesiones graves ninguna de las cuales sufrió defendiendo su escudo.

Pero al sevillismo lo que le interesa son los delanteros que alinee Marcelino y no el técnico rival. Si Negredo, como así parece porque lo han dicho los resultados del 4-1-4-1, juega solo arriba y si Kanoute ofrece luego minutos sublimes como ante el Getafe. Es lo que espera porque es el momento. El momento de la tercera victoria y el de colarse, por fin, en zona Champions.

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