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¿Ha tocado fondo ya?

  • Las sensaciones que está ofreciendo el Sevilla crean incluso más incertidumbre que las tres derrotas seguidas, Manzano no da con la solución de la medular y todo apunta que ésta sólo está en el mercado

Tres derrotas consecutivas ya es un hecho, por sí mismo, preocupante en el Sevilla de la contemporaneidad. Desde que se instalase en la élite hace cinco años, en muy raras ocasiones el equipo de Nervión ha acumulado tantas frustraciones consecutivas y el actual bache es motivo suficiente de alarma. Pero lo que más incertidumbre crea, más allá de los complicados compromisos que tiene que afrontar el conjunto que adiestra Gregorio Manzano, son las sensaciones que está transmitiendo y la evidencia de que el entrenador, por muchas pruebas y cambios que esté realizando en sus alineaciones, no da con la solución del mal del equipo, ese agujero negro en el centro del campo por el que se le está yendo toda la energía.

El inmediato precedente de tres derrotas seguidas está cercano. Acaeció al principio de esta temporada entre la previa de la Liga de Campeones, que tan tocado dejó al equipo, y la vuelta de la Supercopa de España. Anteriormente, hay que irse a cerca de un año atrás, cuando, de la mano de Manolo Jiménez, el equipo perdió en enero ante Racing y Barcelona por dos veces, en Copa y en Liga, aunque la derrota copera supo a victoria porque bastó para que el Sevilla se metiera en los cuartos de final. Pero estos dos precedentes, con ser un aviso importante, no tienen nada que ver con la situación actual.

El mal que venía arrastrando esta plantilla del desequilibrio en el eje ha estallado en plena temporada. Manzano no da con la tecla por mucho que se haya empeñado en retrasar a Kanoute en muchas más veces de las convenientes. Ha probado cambiando de pareja, partiendo de la inicialmente exitosa dupla Renato-Romaric. Ha incluido, pese a que no es futbolista de su agrado, a Zokora en las rotaciones del centro del campo. E incluso ante la sangría que seguía mostrando el equipo, optó en París por juntar a los tres medios centro puros que hay en la plantilla, porque Cigarini no se puede considerar más que un interior o un mediapunta, vista la escasísima capacidad física que tiene para llevar la manija en el eje. Y pese a todas esas pruebas, a todos los mensajes y solicitudes de intensidad y agresividad, el equipo se sigue desangrando porque carece de futbolistas capacitados para cohesionar el sistema defensivo. La única solución, después de los intentos del técnico jiennense, está en el mercado y el club ya se plantea muy en serio realizar un esfuerzo ahora para no lamentar los errores de la planificación en el verano.

El Sevilla ha estado viviendo por encima de sus posibilidades en los últimos años con medios que no dan el nivel para una plantilla que lucha por tan altos objetivos. Ya fue milagroso que Jiménez lograra dejar al equipo tercero en 2009 con Duscher y Romaric como pilares del equipo. El curso pasado, Zokora fue un oportuno parche que, unido al potencial que sigue teniendo el plantel, sirvió para ganar un título y terminar cuarto después un esfuerzo ímprobo y luchando hasta el último suspiro siempre. Pero la evidencia ya no se puede ocultar más. El Sevilla viene adoleciendo de la falta de centrocampistas de empaque y jerarquía en los últimos años y no es de recibo que Renato, en el ocaso de su carrera, vuelva a ser el medio de referencia. Falta fuerza para cerrar al equipo atrás, anclarlo, y talento para darle salida arriba. En la plantilla hay lo que hay y demorar la solución del mercado puede convertir la depresión actual en un mal endémico de imposible solución. A tiempo están los rectores del club de arreglarlo.

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