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La torrija fue esta vez para el 'Botxo'

  • El Sevilla aprovecha los despistes de Iraizoz y Laporte para sentenciar el duelo. Nervión continúa como feudo inexpugnable de Primera.

Ni la diáspora de ocho futbolistas internacionales con sus respectivas selecciones, de los que cinco aparecieron en el once inicial; ni ese viaje a Argentina justo antes de comenzar la etapa decisiva de la temporada; ni tampoco que la Semana Santa haya acaparado toda la atención de la ciudad en los últimos días. Nada despistó a este hipercompetitivo Sevilla de Unai Emery, que no pierde sino aumenta su apetito con el paso de las jornadas y que ayer se devoró a una nueva víctima, un Athletic que saltó al césped con la torrija, como se dice por estos lares, personificada en Iraizoz y Laporte, que regalaron los dos goles que fueron decisivos para el transcurrir del partido.

Los de Valverde comparecieron tarde al encuentro y cuando quisieron darse cuenta de lo que sucedía en el verde, el Sevilla ya ganaba por 2-0 y manejaba a su antojo el ritmo de un partido al que también le afectó la alta temperatura que registró ayer la ciudad hispalense. Esto quizá fue uno de los causantes de que los de Emery no pisaran el acelerador para aumentar su renta, conscientes de lo que el calendario reserva para las próximas semanas, comenzando el martes, en apenas 72 horas, con la visita al Levante.

El camaleón perfecto que ha diseñado Emery mudó la piel con los goles a favor. Incluso cedió la pelota a su rival, que apenas inquietó a Sergio Rico. No hacían falta agotar las balas y sólo con la presencia de Banega se bastaba para domar a unos leones menos fieros que en otras ocasiones. El argentino, como viene siendo habitual en los últimos tiempos, ofreció un recital de cómo se debe comportar un centrocampista y exhibiendo su superioridad ante un Beñat que no dejó de intentarlo hasta el final. Quizá al vasco le faltó la compañía con la que sí cuenta Banega, perfectamente escoltado por Krychowiak e Iborra, y con Aleix Vidal, Vitolo y Bacca siempre dispuestos a buscar el espacio.

Una jornada más, y ya hasta se pierde la cuenta desde que el Barcelona asaltara Nervión en febrero del pasado año, el Sevilla de Emery mantuvo su fortín. Que sea el único equipo de Primera invicto en su estadio indica la confianza que el equipo desprende cuando actúa como local. Sin necesidad de alardes, con un director de orquesta como Banega, con el trabajo defensivo de todo el colectivo y con el guión que el técnico siempre ordena en la pizarra, este Sevilla no se pone límites.

Una plaza en la próxima Liga de Campeones sería un enorme premio para los de Emery, que mantienen su presión sobre Atlético y Valencia. Ayer, mientras tanto, se merendaron una torrija, la misma que exhibió al inicio el equipo del Botxo.

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