Sevilla-elche · la crónica

Con el traje de campeón (3-1)

  • El Sevilla vive el día perfecto con los suyos en el Sánchez-Pizjuán y acaba la Liga con otro triunfo. El Elche no pudo detener al equipo de Emery, que en la segunda mitad se gustó.

El Sevilla vivió este domingo la fiesta perfecta en el Ramón Sánchez-Pizjuán. La simbiosis con los suyos, con esa grada que no paró de cantar desde antes de que comenzara el encuentro hasta después incluso de acabarlo, fue absoluta y eso posibilitó que Nervión viviera otra noche mágica. Es verdad que no había nada en juego, que el partido contra el Elche se había convertido en un bolo veraniego desde el mismo momento en el que la Real Sociedad no conseguía ganarle al Villarreal y el quinto puesto en la clasificación estaba garantizado, pero ya se sabe que la mejor manera de celebrar algo es un triunfo con goles. Es la manera perfecta para que no se agrie ningún rostro, que siempre estará el sevillista exigente que no se conforma con nada, ni siquiera con esa Liga Europa que aparecía en el césped antes de comenzar todo portada por Rakitic, porque siempre querrá un poquito más. 

Pero hasta ese modelo de sevillista, tan particular y tan presente, se lo pasaría bien en el partido contra el Elche. Aunque la primera mitad careció de la intensidad mínima exigible para un partido de la Primera División española, la enésima jugada de estrategia ponía a los blancos por delante. Para que todo fuera aún más festivo, ocurría justo antes de que se coree el nombre de Antonio Puerta, un saque de esquina era tocado por Fazio en el primer poste para provocar una superioridad en la zona de atrás, donde Coke habilitaba a Iborra y éste colocaba el uno a cero. 

Sin duda, la manera perfecta para encarrilar un día de éstos. El marcador a favor y los decibelios se multiplican por varios puntos debido al fervor que llega desde la grada. Así se espantan los malos humores y ya comenzaba a ser evidente que el Sevilla, por mucho que se tratara casi de un amistoso sin puntos en juego, iba a vivir una noche de lo más alegre a pesar de que el partido arrancaba con la presencia de los canteranos Cotán y Carlos Fernández en el equipo inicial y de muchos suplentes más. En definitiva, repetían ocho de los once futbolistas que salieron en Getafe y las únicas variaciones eran Figueiras por Fernando Navarro, Alberto Moreno por Moi y Reyes por Marko Marin. Emery formaba un equipo inicial con lo que buenamente podía, pues todos los titulares de Turín, incluidos Fazio, Reyes y Alberto, estaban muy fundidos. 

Pero ese gol tan prontito, gracias a la estrategia, iba a posibilitar que incluso todos se olvidaran de esa fatiga y hasta se divirtieran jugando al fútbol. El Sevilla no necesitó aumentar la intensidad durante ese primer periodo, tampoco el Elche, también en chanclas, se lo iba a exigir, pero sí hizo lo suficiente para que Javi Varas no sufriera más allá de una parada a Flores. En cambio, tanto Carlos como Reyes pudieron firmar el segundo antes del intermedio. 

Lo más normal es que después del descanso, con el calor, el fútbol del Sevilla fuera decayendo. Y encima no había más que ver el corro previo dirigido por Reyes, en su función de capitán. La mayor parte de los blanquirrojos, empezando por el propio Reyes, salía riéndose a mandíbula batiente. Cualquiera sabe lo que saldría de la boca del utrerano en esa piña de motivación, pero fuera lo que fuera daría paso a un fútbol más desenfadado e incluso brillante en algunas jugadas. 

El Sevilla salió lanzado en busca del segundo y lo tuvo en las botas de Jairo y de Reyes, aunque Manu Herrera llegó antes a un pase en profundidad. Después llegarían dos buenas intervenciones de Javi Varas y a partir de ese momento ya se podrían los nervionenses el traje de campeón. Una jugada marca de la casa, con balón a los centrales abiertos, devolución de Fazio a Javi Varas y el guardameta de Pino Montano iniciaba una contra mortífera. Pase a Figueiras, arrancada veloz del portugués y pase final para Jairo para que éste, otra vez en el 16 del segundo tiempo, sentenciara. Después Iborra se sumaría al festival tras un pase genial de Reyes por arriba de la defensa. 

El Sevilla, con ese traje de campeón que tan bien le sienta, se había imbuido de la fiesta que le llegaba del graderío, donde surgía una sesión de cánticos que hasta sonaban a gloria a los presentes. El resto fue disfrutar y disfrutar, pasarlo bien, con la participación estelar de Rakitic, con aplausos por fin a Fazio cuando fue sustituido para que la grada le reconociera su gran temporada... Este Sevilla es campeón, otra vez, y los suyos tenían motivos para gozar y gozar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios