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Si no se tratara del Sevilla...

  • En circunstancias normales sumar los 3 puntos ante un colista virtualmente descendido no debería entrañar dificultad a un equipo con miras europeas si no es por su poca fiabilidad · Las bajas obligan a fiarlo todo a Negredo y Rakitic

Si no fuera por la alarmante falta de seguridad que arroja en cada partido el equipo de Gregorio Manzano y si no fuera por el comportamiento que tuvo el Almería en la última jornada de la pasada temporada, la visita del Sevilla a un colista que ya tiene los dos pies prácticamente -y sin necesidad de usar el prácticamente- en Segunda División no sería tan dramática como se presenta la cita de esta tarde de domingo en la futbolerísima y llamada a la extinción hora de las cinco de la tarde.

Nadie que piense en sevillista se ha quitado de la cabeza que los rojiblancos, desde Diego Alves hasta el delantero que juegue en más en punta, Piatti o Ulloa, se van a dejar hoy la piel sobre el césped del estadio de los Juegos Mediterráneos, no para intentar quedarse en Primera, cosa que ya a diez puntos de la salvación no va a ser posible por mucho que lo intente el equipo de Roberto Olabe, sino para tratar de fastidiarle la consecución de sus objetivos al cuadro sevillista. De todas formas, nada que ver tiene esto con lo de aquel 15 de mayo que acabó con el gol de Rodri, porque subconscientemente el futbolista que se sabe descendido no puede afrontar igual de motivado un encuentro de esta nueva forma de rivalidad que el que no se juega nada porque ha cumplido ya el objetivo de salvar la categoría. Tampoco eso de las primas procedentes de terceros debe andar ahora tan caliente como entonces. Ni la Liga Europa es tanto como la Champions, ni tiene -o no debería tener- aparentemente el equipo de Manzano demasiados rivales para arrebatarle una de esas tres plazas europeas que lo más fácil es que sean para Athletic, Sevilla y Atlético. El Espanyol anda ahí, pero no es todavía una situación dramática para los bclancos, aunque no pueden dormirse más de lo que ya lo han hecho (el Madrid llega encima el sábado de Feria) y no están los antecedentes muy lejanos.

Sobre todo en sus desplazamientos lejos del Ramón Sánchez-Pizjuán, el Sevilla ha sido donde ha tirado por tierra las ilusiones de sus aficionados. No olvidan éstos la oportunidad perdida en Mallorca y, sobre todo, en Getafe, donde la imagen llegaría a ser más grave incluso que la derrota. En cambio, las sensaciones positivas, aunque también con algunas reservas, llegó hace una semana en Nervión ante el Villarreal y esas reservas vienen por cómo nunca controló el equipo de Manzano el resultado y más cuando se ha visto cómo se comportó el cuadro amarillo en el estadio do Dragao de Oporto, donde el Sevilla ganó con un gol de Luis Fabiano. Si el Athletic le arrebata al conjunto de Garrido la cuarta plaza, lo que a seis puntos no es descabellado, haría que los sevillistas se tuvieran que arañar la cara porque sería la constatación de que la oportunidad de clasificarse para la Champions pese a todo, pese a la mala temporada firmada por errores propios y nada más, se fue por pura desgana.

Ahora no puede el Sevilla dejarse llevar por esa misma sensación. Si medirse a los equipos de arriba no ha sido un problema para los de Manzano (siete puntos ante Barcelona, Valencia y Villarreal, primero, tercero y cuarto en el último mes y medio de competición), la experiencia ha demostrado que no va, sencillamente que no va, con los modestos.

Otra cosa es la materia prima. Si el Sevilla ha sacado muchos partidos adelante por la aparición en estado de guardia de algunas de sus estrellas más rutiliantes y que estáne n la mente de todos, hoy todo deberá fiarlo a Negredo en su segunda vuelta a Almería o en todo caso a Rakitic y su facilidad para ver puerta llegando desde la segunda línea. No hace mucho, cuando no surgía Kanoute, (siempre Kanoute) lo hacía Luis Fabiano, o aparecía Perotti, o era Jesús Navas el que decidía con una de sus carreras… Una racha de lesiones ha mermado más todavía la venida a menos plantilla sevillista. El franco-malí no estará hoy en Almería y el argentino, aunque viajó, lo tiene difícil, así que hay especial curiosidad por ver qué hace Manzano: si sigue confiando en Rodri fuera de sitio o si demuestra que no tiene nada en contra de Alfaro en vista de que sigue dando pasto a los que le critican que pasa olímpicamente de la cantera dejando otra vez Luis Alberto en el filial. Hay muchas combinaciones y muchas miradas esperando la decisión de Manzano, que en circunstancias parecidas, sin Perotti ni Navas, recurrió en Getafe a un cambio de sistema que justificó con aquello de taparle las bandas al rival.

De una forma u otra, visto lo visto, para lo que tendrá que rezar el sevillismo es para que la efectividad ante el gol se acerque a la que su equipo disfrutó en la última victoria ante el Villarreal, y ahí aparecieron, sobre todo, Negredo y Rakitic. Esa última sensación positiva es la que debe mover al Sevilla hoy en Almería y no pensar en que también Javi Varas apareció ante los amarillos. Pero bueno... éste el Sevilla. Si no fuera el Sevilla, con un rival ya descendido enfrente, no habría nada que hablar.

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