Olimpismo

¿El último viaje de la antorcha?

  • El COI se debate entre suspender el recorrido de la llama y su continuidad

Tras años acariciando el sueño olímpico, el COI y los responsables de los Juegos de Pekín se enfrentan a una pesadilla con forma de antorcha. "Estoy preocupado por lo que pasó en Londres y París, triste porque un símbolo tan importante haya sido atacado", dijo el presidente del COI, Jacques Rogge.

El viaje de la antorcha olímpica, planeado como el más espectacular e internacional de la historia, sólo logró hasta ahora ser el más controvertido, y divide al COI entre aquellos que quieren poner punto final a la aventura y los partidarios de seguir. El comité ejecutivo de la entidad decidirá esta semana qué hace con el viaje por el mundo del que es uno de los principales símbolos olímpicos. La antorcha llegó ayer bajo fuertes medidas de seguridad a San Francisco -hogar de una de las comunidades chinas más importantes de Estados Unidos- y el viernes irá a Buenos Aires.

El alemán Thomas Bach, vicepresidente del COI, dijo que "cortar el recorrido implicaría inclinarse ante la violencia. Si se está contra la violencia, también hay que enfrentarse a ella. Cuanto más importante es una iniciativa, más hay que apoyarla". A eso fue el estadounidense Peter Ueberroth, presidente del comité olímpico de su país, que debió adelantar tres días su viaje de regreso desde Pekín para volar de urgencia a San Francisco tras una conversación telefónica con el presidente George W. Bush.

"Lo que está sucediendo con la antorcha es una mezcla de hooliganismo y circo", dijo molesto Ueberroth a sus colegas del COI. Lo cierto es que la repetición de un recorrido internacional, inaugurado con éxito en los meses previos a Atenas 2004, está en serio peligro de cara a Vancouver 2010 y Londres 2012. Con la presión de las últimas semanas, las organizaciones no gubernamentales y los manifestantes críticos con la política del Gobierno chino están logrando la contracampaña publicitaria más exitosa en años: la antorcha ya no es símbolo de "paz y amistad", sino la encarnación misma de todos los males del régimen comunista de Pekín y del "corrupto" poder de los patrocinadores olímpicos.

Con sus 72 centímetros, 985 gramos y modesto aluminio, la antorcha debía recorrer 137.000 kilómetros a lo largo de 130 días. Pero ante las violentas imágenes desde París y Londres, en el COI circuló la idea de cortar el recorrido internacional y reanudarlo en China dos semanas antes de los Juegos.

La presión sobre el COI y el comité organizador es fuerte, y el ánimo de los dirigentes olímpicos oscila entre la decepción y la furia contra "los políticos", en especial tras conocer la llamada a un boicot de la ceremonia inaugural por parte de la estadounidense Hillary Clinton, posición que se suma a las amenazas del presidente francés, Nicolas Sarkozy.

"Es un error de Hillary Clinton, los políticos están tratando de utilizarnos", dijo Sergei Bubka, miembro del comité ejecutivo del COI. "Lo que vemos por televisión es desagradable. Entendemos lo que sucede en el Tíbet, pero no somos responsables de ello", agregó al recordar que él fue "víctima" del boicot a Los Ángeles 84. "Sé lo que se siente, es un dolor que nunca olvidaré", aseguró el dueño de 35 récords mundiales en salto con pértiga.

El español Juan Antonio Samaranch jr. respondió con un "totalmente bienvenido" a la posibilidad de que dirigentes políticos boicoteen la ceremonia inaugural, pero admitió que los próximos cuatro meses "no van a ser agradables".

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