Aunque rara vez juega un partido completo, está cuajando una temporada más que aceptable. Juan Pablo Caffa es tan capaz de devolver la camiseta cuando disputa dos partidos consecutivos que resultar decisivo con sus apariciones desde el banquillo.

Desde que aterrizó en el Betis en enero de 2007, de la mano de Manuel Momparlet y ya con el francés Luis Fernández en el banquillo, apenas ha gozado de las mieles de la titularidad. En esos primeros meses debutó en un derbi copero frente al Sevilla y jugó siete partidos de Liga. El extremo argentino se quedó sin marcar y la falta de ritmo que evidenció se achacó entre otras cosas a que era un recién llegado y a que la dinámica del equipo, desde que comenzara con Javier Irureta, no era buena.

Pero en la siguiente, con Héctor Cúper y Paco Chaparro, tampoco fue un asiduo en las alineaciones y apenas pudo demostrar que posee una pierna izquierda privilegiada, con un golpeo de balón y un centro soberbios. Pero sólo eso. En 20 encuentros de Liga y cuatro de Copa, ningún gol. En el recuerdo, uno de falta directa al madridista Dudek en el Trofeo Carranza.

En Segunda División, lógicamente, ha mejorado. Pero no acaba de romper. Cedido en el Zaragoza el curso anterior, marcó cuatro goles y dio cinco pases de gol, pero nunca fue titular indiscutible aunque acabó a buen nivel. En este Betis de hogaño suma cinco goles en cuatro ratos. Como siempre, más partidos (22) que minutaje (748) debido a su ya eterno rol de suplente.

"Me alegran más que nada porque no estoy jugando muchos minutos y los que tengo los trato de aprovechar con goles, que es lo más bonito. Goles son amores y no los cambio por nada", admite Caffa, quien prefiere no pensar a fondo en su titularidad: "Llevo semanas entrenándome bien y esperando una oportunidad. Debo seguir así para tratar de jugar de inicio o al menos más minutos. No sabría decir si me gané el puesto o no en estos ratitos, sólo que todos estamos a un gran nivel en los entrenamientos y el míster decidirá quién juega y quién no".

No está de acuerdo, empero, en que estemos ante un futbolista con poco físico. "No creo que tenga ese déficit, aunque acá no lo haya podido demostrar, puedo jugar noventa minutos en cualquier división. Aún no tuve la oportunidad de jugar siete u ocho partidos seguidos para coger un buen ritmo, ya que por más que te entrenes bien, el ritmo de partidos se coge en el campo. Con uno sí, uno no y tres partidos seguidos fuera es muy complicado coger el ritmo de juego", se defiende.

Entonces, habrá que esperar para ver al Caffa que se inició en Boca o empezó a triunfar en Ferro y Arsenal de Sarandí. "Sí, mi verdadera versión no se ha visto porque no he tenido continuidad para coger el ritmo de juego adecuado. Pero estoy entrenándome bien y, respetando al entrenador, preparado para cuando me toque. Quiero ayudar como sea. Claro que me gustaría jugar de titular todos los partidos, pero lo más importante es conseguir el objetivo del ascenso como sea", argumenta.

Y es precisamente a la hora de hablar del equipo cuando asoma más seguro. "Sabemos que hace dos o tres partidos que no estamos al mismo nivel de antes, pero no estamos preocupados. Creo que vamos a volver a la senda de la victoria el sábado a las seis y estamos confiados, no preocupados", asevera, aunque no entre en porqués: "Encontrar una explicación certera no sabría, pero la verdad es que tuvimos un ritmo alto varios partidos y decaímos, pero no sé por qué".

Tampoco se apura por que el equipo haya salido de los puestos de ascenso. "Estamos muy cerca y aunque estar en puesto de ascenso es significativo, vamos muy pegados y sabemos que la oportunidad de volver la tenemos el sábado, aunque no dependa de nosotros. Pero tenemos que cumplir con nuestra tarea y que los otros fallen", dice, a la par que le preguntan por el desfondamiento alicantino: "No sé si será el Hércules, pero creo que alguno caerá".

El final de Liga será apretado y hay que combinar muchos factores, según Caffa. "El Betis tiene desde la jornada uno la presión de subir y algunos la empiezan a sentir ahora. Visto lo que vi el año pasado, es difícil aguantar en las últimas jornadas. Lo psicológico es importante también", apostilla.