La mera mención ya turba el sueño de centenares de miles de ganaderos europeos. Su nombre de guerra es culicoides imicola, aunque los mayores los llaman jejenes. Este mosquito mide entre 2 y 3 milímetros de longitud, y junto a su primo culicoides obsoletus, ha puesto en jaque a las autoridades veterinarias de Europa tras arrasar las explotaciones andaluzas, gracias a su alianza con el virus de la lengua azul, al que sirve como transmisor, y al influjo del cambio climático. El culicoides ha decidido conocer mundo apoyándose en el alza de las temperaturas y ya se encuentra en lugares tan dispares como Dinamarca, Alemania, Austria, Polonia, Luxemburgo o Chequia, además de su feudo mediterráneo.

Más de 40.000 focos han sido necesarios para que Bruselas abra los ojos. "La UE se ha dado cuenta de que la lengua azul no es un problema del sur de Europa, sino que nos afecta ya a todos", indica la directora general de Producción Agraria de la Junta de Andalucía, Judit Anda. "La clave es que el cambio climático les está facilitando criar en zonas donde antes no estaban", señala el coordinador del Programa Nacional de Vigilancia Entomológica de la lengua azul, Javier Lucientes.

Existen hasta 24 variantes o serotipos del virus que causa la enfermedad, y no existe inmunidad cruzada entre ellos. Andalucía sufrió en 2004 el castigo del serotipo 4, ya prácticamente erradicado. En verano de 2007 apareció el número 1, que provocó la muerte de más de 146.000 reses en Andalucía. En ambos casos, el culicoides infectado vino de Marruecos y ya hay una vacuna eficaz.

"Pero en 2006 vimos cómo apareció el serotipo 8 en el norte de Europa y que se expandió rápidamente", relata Judit Anda. El reto al que se enfrenta la UE es que aún no hay vacuna para esta última variante. A diferencia de las anteriores, se propaga de norte a sur y ya ha llegado al País Vasco y Cantabria desde Dinamarca. "Estamos trabajando duro y creemos que para mayo o junio podremos tener la vacuna", afirma el presidente de la patronal Veterindustria y director general del laboratorio Fort Dodge, Juan Carlos Castillejo, que alerta de la falta de producción ante el aluvión de casos que se avecina por Europa.

"Se prevé una demanda de 400 millones de dosis y nuestra capacidad de producción es desgraciadamente más corta", reconoce Castillejo, que apunta que en 2009 podrá satisfacer al mercado "si no surgen más focos". Mientras, en Andalucía se reza para que no llegue una tercera plaga.