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Análisis

Mercados globales en 2019

  • Las bolsas de EEUU han triplicado su valor desde 2009 y las europeas se han elevado 'sólo' un 75%

  • La lógica dice que se producirá una convergencia pero hay demasiadas incertidumbres en la UE y no está nada claro

Agente de Bolsa en Wall Street

Agente de Bolsa en Wall Street / Efe

Las previsiones económicas están siempre sometidas a un notable margen de error, especialmente cuando la economía se adentra en una recesión. Si la economía se encuentra en una fase expansiva, las decisiones de aumentar el consumo por parte de las familias y de incrementar la inversión de las empresas, tienen un recorrido lento y, por tanto, más previsible. Sin embargo, si se encuentra en una fase recesiva, esas decisiones de consumo e inversión pueden contraerse rápidamente debido a factores externos negativos que difunden rápidamente temores acerca del futuro.

En todo caso, las previsiones están particularmente sometidas a un notable margen de error si se trata de los mercados de capitales. El sector real es más fácil de predecir porque, después de todo, la inercia del pasado -la evolución del consumo y la inversión- siempre afecta positiva o negativamente al futuro, limitando sus movimientos.

Pero los mercados de capitales, y su principal institución, la Bolsa de valores, no tienen límites de volatilidad, especialmente cuando la cotización de las acciones reflejan expectativas negativas.

¿Qué va a ocurrir el próximo año? Nada puede crecer indefinidamente. El índice más representativo de la Bolsa en EEUU, el S&P 500, ha triplicado su valor desde 2009. Pero el de las bolsas europeas, recogidas en el FT100, solo crecieron un 75% durante el mismo periodo -el Ibex no ha llegado al 10%-. El comportamiento al otro lado del Atlántico ha sido, pues, muy superior al de las bolsas europeas y de los países emergentes. Es cierto que en parte refleja la fortaleza de la economía americana durante todo el periodo. Pero una diferencia tan importante tiene que reflejar la influencia de otras variables.

Con estas diferencias tan acusadas, una cierta convergencia de las bolsas a ambos del Atlántico parece inevitable ¿Pero hasta donde llegará la convergencia y cómo se va a producir? Una parte mayoritaria de los analistas se inclinan por la reducción de valor de las bolsas en EEUU, aproximándose a las europeas. Las acciones americanas están caras y las europeas baratas, en términos relativos. El impulso fiscal que se ha producido durante este año va a ir desapareciendo y, en consecuencia, el crecimiento en EEUU se reducirá. Además, a pesar de las dudas generadas durante las últimas semanas, la Reserva Federal continuará su política de elevación de tipos -aunque a un ritmo más pausado- contribuyendo también a la ralentización de la economía.

De hecho, las estadísticas ya reflejan esta evolución. En los dos primeros trimestres del año el crecimiento en EEUU fue del 4,2%, durante el tercero ha sido del 3,5%; las mejores previsiones apuntan a un crecimiento del 3% durante este último trimestre del año. Los analistas prevén que el impulso fiscal desaparezca completamente en la segunda mitad del próximo año. Adicionalmente, aunque las disputas con China se asienten, el daño sobre el comercio internacional seguirá activo. Una gran parte de las importaciones norteamericanas de productos chinos estarán gravadas por un arancel del 25%. Este será otro elemento que repercutirá negativamente sobre el crecimiento. Y las consecuencias pueden ser peores si el Banco Central de China alentara una depreciación de su moneda para compensar esos aranceles más elevados. En ese caso, la sobrevenida fortaleza del dólar, no repercutiría negativamente solo en EEUU., sino en todos los países emergentes que comercian y tienen créditos en dólares.

En España, las políticas deben dirigirse al largo plazo y no sólo mirando las próximas elecciones

Las economías de la UE, por su parte, no están contribuyendo a compensar esas debilidades. El crecimiento en Europa durante la segunda mitad de 2017 fue del 2,5%. En la actualidad, esa expansión se ha reducido al 1,7%. El fuerte frenazo industrial de la economía alemana -en parte por los problemas medioambientales en el sector del automóvil- y el crecimiento negativo de la economía italiana, han contribuido a esa notable desaceleración.

Es posible que la economía alemana pueda rebotar. Pero existe una gran incertidumbre sobre el comportamiento de la italiana y la francesa. Por supuesto, la mayor amenaza que se cierne sobre toda Europa el próximo año es la salida del Reino Unido de la UE. Pasan los días y no se vislumbra un escenario estable que evite el caos. Puede ocurrir de todo. Desde una moción de censura que derribe al gobierno de May, con un nuevo gobierno con o sin elecciones generales, a la organización de otro referéndum o la prolongación de un periodo transitorio ante la no aceptación por parte del parlamento británico de la última oferta realizada por la UE. Si la salida fuera desordenada, se infligiría un daño muy serio a las cadenas de suministro en varios sectores industriales y al comercio internacional.

Todos estos posibles escenarios generarían un nivel de incertidumbre muy elevado que, inevitablemente, tendría un claro reflejo negativo en todas las bolsas europeas, no produciéndose la convergencia con las bolsas americanas. De la solución final y de los tiempos en los que tendrán lugar los hitos fundamentales, va a depender, en gran medida, la orientación que tomen las bolsas del continente.

En España, el complejo ejercicio de ingeniería social y económica perseguido por el gobierno, combinando subida de pensiones, elevación de salarios a funcionarios y en el sector privado, con la deseada reducción del déficit público, corre el riesgo de deteriorar la capacidad competitiva de la economía, en unos momentos en los que el sector exterior ya ha dejado de ser el motor fundamental del crecimiento, que debería recuperarse.

Demasiadas variables para prever el futuro; demasiados factores que no dependen de nosotros. Pero aquellos que si controlamos, deberíamos manejarlos de tal manera que los efectos positivos sobre la economía se desplegasen durante varios años y no solo poco antes de las próximas elecciones generales.

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