General Motors (GM) ha sido sancionada con 35 millones de dólares (25,5 millones de euros) por el Departamento de Transporte de EEUU como consecuencia del retraso de la compañía en revisar a más de 2,7 millones de vehículos tras los fallos de seguridad detectados en varios modelos.
La multa, la más elevada contemplada por la legislación en EEUU, se completa con un acuerdo entre las autoridades y el fabricante por el que GM se compromete a revisar los procedimientos. La normativa del Departamento de Transporte de EEUU obliga a los fabricantes a informar en un plazo máximo de cinco días laborales en el caso de detectar deficiencias en los sistemas de seguridad y efectuar inmediatamente una llamada a revisión de los automóviles afectados.
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