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Economía

La ventaja de la sumisión

La gran ventaja con que nace este Gobierno es que cuenta, como la Generalitat de Artur Mas, con un clima de aceptación superanticipada de los recortes que vendrán. Rajoy ha podido escudarse en esa sumisión incondicional para ganar las elecciones con elegancia, sin pisar el barro de la concreción. De Guindos ha hecho, por ahora, exactamente lo mismo: anunciar tiempos difíciles y predisponer al sacrificio. No ha tenido días para mucho más, pero el viernes, en el primer Consejo de Ministros de la era Mariano, llegará un bofetón inicial de medidas urgentes contra la crisis.

La austeridad ha pesado infinitamente más que el estímulo en la balanza de la estrategia hacia la recuperación y contra el déficit. Pero el discurso del PP ha incluido recetas mixtas. Las pymes y los emprendedores deberían contar, según lo esbozado en campaña, con estímulos fiscales. El Estado, sobre el papel, recaudaría menos al principio a cambio de recaudar más al final gracias a una sencilla fórmula: si un autónomo paga menos IRPF o una pyme menos impuesto de Sociedades (suponiendo que estos tributos se rebajasen), la reactivación de la actividad económica (más empresas, más trabajadores, más consumo, menos paro) compensará la merma recaudatoria de Hacienda.

De Guindos también quiere rematar dos de las misiones que Zapatero dejó a medias por torpeza o por falta de ambición: la del sistema financiero y la laboral. Aún sobran entidades, y la teoría de las cuatro grandes (ex) cajas goza de cierto predicamento: al norte estaría la BBK, Bankia sería el cisne (negro) mesetario, Caixabank comandaría desde Cataluña y Unicaja sería el reducto galo andaluz. De la reforma laboral brotarán novedades pronto. Si para el día de Reyes no hay acuerdo patronal-sindicatos, el Ejecutivo dispondrá. Habrá más libertad de acción para las empresas y también indemnizaciones menores por despido.

La democracia española contará, en fin, con un ogro disfrazado de De Guindos cuyo mensaje será, al menos durante 2012, feo y hermoso a la vez: ser más pobres ahora para rozar de nuevo la riqueza de aquí a cinco o diez años.

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