Educación granada

Sara Fernández, la profesora a la que no le convencía dar clase y ahora es una de las mejores de España

  • La docente, que imparte clases en la Escuela Oficial de Idiomas de Motril, es finalista en los premios Educa Abanca 2021

Sara Fernández, en la EOI de Motril.

Sara Fernández, en la EOI de Motril. / Alba Feixas

“La profesión y yo nos hemos ido queriendo”. Sara Fernández Espinosa, malagueña, confiesa que esto de la docencia no fue precisamente un amor a primera vista. “Yo lo que quería es ser periodista. No he buscado ser profesora, nunca me había gustado lo de dar clase”, asegura la profesora, que imparte Inglés en la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de Motril y este año ha sido nominada a mejor docente en los premios Educa Abanca 2021 en la categoría Educación No Formal. Granada cuenta con otro representante en la terna de finalistas, Isaac José Pérez López, que fue nominado en la modalidad de docente universitario.

Sobre los premios, Fernández asegura que “me sorprendió pasar el primer corte” en el primer año en el que apareció como nominada –paso que dieron sus alumnos– y figurar entre los diez finalistas en su categoría. Sobre cómo ha llegado, indica que “me gusta pasármelo bien, y por supuesto que aprendan”. “El alumnado de las Escuelas Oficiales de Idiomas es particular –reflexiona–, la mayoría adulto, que dedican cuatro horas a la semana a aprender un idioma. Es algo que hay que valorar”. Ese esfuerzo se encuentra, del lado de la pizarra, con el empeño que le pone esta malagueña para que las clases sean lo más atractivas posibles. “Intento que echemos un buen rato.Gesticulo, cuento muchísimas anécdotas, canto... e intento no llevarme mis problemas a clase. Unas veces nos divertimos más, otras veces menos, pero lo intentamos”.

Lo que busca con esta técnica es que los estudiantes “reaccionen” y crear un ambiente favorable. “He tenido alumnos que ahora son amigos”, explica. “Intentas empatizar, entender la situación de cada uno” en un ambiente, el aula, en la que las clases “pueden ser tan divertidas o tan aburridas como tú quieras”.

Fernández asegura, sin embargo, que esto no es un camino de rosas. “Aprender un idioma no es fácil. Se trata de algo muy complejo... Que alguien entre en primero y en siete u ocho años finalice los estudios con un idioma es sorprendente. Es algo que no funciona como otros aprendizajes”, explica la profesora, que cursóFilología Inglesa en la Universidad de Málaga (UMA), trabajó en banca, inmobiliarias, en el aeropuerto, que entró en el sistema educativo como interina en 2009, consiguió la plaza de funcionaria en 2016 y desde entonces ha impartido clase en Motril y en su localidad natal, Vélez Málaga. “Sacarme las oposiciones fue muy duro. Tuve que renunciar a mis hijos prácticamente”, recuerda.

Disfruta con sus alumnos, a los que califica “con un 20 sobre 10”. Sabe el esfuerzo que les supone seguir las clases. “Creo que las Escuelas Oficiales de Idiomas son necesarias. La enseñanza es de calidad por un precio muy bajo”, recalca la docente malagueña, para reclamar que se continúe con la apuesta por este tipo de centros. “Es esencial para el sistema educativo”, zanja.

Sobre el abandono que se da en estas enseñanzas, Fernández reflexiona sobre las dificultades a las que tiene que hacer frente el alumnado. “Tenemos un nivel de compromiso que hace que si no se pueden hacer los deberes, porque aquí hay que trabajar en casa, no lo pasas bien. A un estudiante adulto le cuesta trabajo ver que no llega”. De los que se animan a continuar con su formación, la profesora destaca que “son gente muy comprometida, con ganas de aprender y de pasarlo bien”.

La profesora reconoce que “lo más gratificante” de su trabajo es “ver que la gente aprende”: “He dado clase en quinto, de un B2 [acreditación que supone un conocimiento avanzado del idioma] y para mí es un pelotazo corregir los exámenes y ver que lo hacen bien. Darles clase en primero y luego encontrártelos en quinto y ver la evolución de esas personas.... es me reconforta muchísimo”.

Esa es la cara amable de su día a día. La menos simpática es la que tiene que ver con el papeleo. “La burrocracia, como le dice un amigo. Pero no me quejo. Cualquier docente te va a decir lo mismo” sobre lo árido que resulta el trabajo de despacho.

Además de ser profesora, Sara Fernández también disfruta en el otro lado de la clase. Es alumna de Francés en la EOI de Vélez Málaga. “No iba para la enseñanza, pero se cruzó en mi vida y estoy contenta”.

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