Muchas veces hemos elogiado la capacidad que tienen las hermandades de dar afecto en momentos de la vida delicados para sus hermanos y allegados. Las cofradías tienen el don de aliviar una estancia hospitalaria y de dar ese cariño que pocas entidades atesora. Cuántos disgustos no se llevan muchos por la frialdad con la que son tratados a veces en sus hermandades. Y sufren. Y dejan de acudir a los cultos y a la casa. Y se llevan el disgusto del siglo si el incidente ocurre el día de la salida de la cofradía. Todo eso es cierto y sabemos de muchos casos. Pero es justo reconocer que en muchísimas ocasiones hay detalles preciosos. El pañuelo de la Virgen, la potencia del Cristo, el nardo, el lirio o el clavel, el hachón con las lágrimas de cera, el trocito del manto antiguo cuando fue pasado a nuevo terciopelo... Todas esas reliquias del cariño van y vienen a las casas y hospitales llevando el bálsamo reparador para el dolor o la soledad. Detrás de cada una de ellas hay una persona que se ha acordado de otra. Ni más ni menos. Y esa es la grandeza. Y muchas veces las historias tienen el final feliz. “Vengo a devolver la potencia del Señor que a mi padre ya le dieron el alta”. El otro día llevaron un nardo y una estampa de la Pura y Limpia del Postigo a la habitación de la clínica donde estaba ingresado un ilustre baratillero. Y la Virgencita del Postigo presidió la estancia, la llenó de vida con su grandísima pequeñez y el aroma de su flor. Con una población cada vez más envejecida porque se alarga la esperanza de vida y nacen menos niños, el reto de las hermandades será el acompañamiento, al igual que en otros tiempos lo fue dar pan a los pobres, enterrar a los muertos o visitar los presos de las cárceles. Nada de la sociedad actual es ajeno al mundo de las hermandades. La búsqueda del empleo y el acompañamiento de los que están solos y enfermos son irremediablemente los nuevos objetivos de estas corporaciones que los cuentan por siglos precisamente por el mantenimiento de unos valores y la capacidad de adaptación. Tendremos más nazarenos mayores que nunca y perderemos juventud en los cortejos. Las cifras así lo anuncian a medio y largo plazo. Lo que no pueden perder las cofradías nunca es esa capacidad de dar afecto, de acompañar, de aliviar. Y eso tiene muy poco que ver con los minutos de paso y otros asuntos de la logística. Las formas de caridad se deben ir ajustando a los tiempos. Y entramos en un período marcado por la longevidad. ¿Centros de día gestionados por las hermandades? Quién sabe. 

El calendario macareno

El mejor calendario macareno

Un detalle que nunca falla desde hace muchos años. Puntual a su entrega. Como un heraldo de terciopelo verde que nos anuncia los días de las pascuas, precisamente cuando la Virgen se ofrece al culto más íntimo. Juan José Morillas nos ha traído el calendario macareno, el que siempre llega con ese primer plano de la Esperanza y una frase en Latín que este año es muy especial: “Los nietos son la esperanza de sus abuelos”. El canciller Morillas está en una etapa feliz de su vida y así lo deja patente en el calendario, que se va adaptando siempre en sus mensajes al tiempo que a su autor le ha tocado vivir. No es Navidad hasta que no llega el calendario de Morillas que presidirá todo el año la mesa de trabajo y las estancias de tantísimos amigos a los que este cofrade tributa un gesto de fraternidad con el regalo del calendario. En tiempos nos llegaba también la acuarela navideña de Daniel Puch Rodríguez-Caso, el devoto del Gran Poder y de la Virgen del Amparo. Al ver la Virgen de la Esperanza que regala Morillas seguimos viendo a Daniel. Es lo que tiene diciembre, que está cargado de citas con la memoria, por mucho que haya ruido, demasiado ruido en la calle, y algunos días se presenten marcados por los excesos. Un año por delante para seguir mirando a la Esperanza, para recordar a quienes le rezaron y la pintaron tantas veces. Recuerden pedirle un calendario a Morillas cuando se lo cruce por la calle. Es casi el primer nazareno del año. 

La frase en latín del calendario

El Nacimiento de Luis Álvarez Duarte

Mucho se habla de la imaginería que nos ha dejado Luis Álvarez Duarte, que se ha ido de este mundo demasiado pronto. Ahora que llega la Navidad, conviene recordar que el autor de la Virgen de Guadalupe, hizo algunos belenes con su inconfundible estilo. Conocemos el que tiene Jaime Bretón en propiedad. Bretón es hoy el comisionado del Polígono Sur y fue concejal de Fiestas Mayores y adjunto al Defensor del Pueblo en dos etapas. Bretón es un apasionado de los Nacimientos. Es tan cofrade como belenista. Estos días tiene la inmensa fortuna de contar con las imágenes de la Sagrada Familia que talló el gran Luis, al que siempre recordaremos en sus discretas visitas al monasterio extremeño de Guadalupe, donde se venera la primera Virgen de esta advocación. Siempre que Luis viajaba por la vía de la plata hacía un pequeño desvío para visitar a la Virgen morena, consciente de cuánto le debía de su carrera profesional, precipitadamente cortada. Los artistas pasan, pero quedan sus obras. Y Luis hizo casi de todo, aunque sus Nacimientos sean tal vez los menos conocidos. Habrá que preguntarle a José Joaquín León, que el otro día presentó la biografía del imaginero (ay, el niño) totalmente actualizada.

El Nacimiento tallado por Álvarez Duarte

Un gesto bonito y valiente

La consejera de Cultura, Patricia del Pozo, ha instalado un Belén napolitano en la sede del Palacio de Altamira. La visita merece la pena. Monseñor Asenjo lo bendijo el viernes y destacó la iniciativa en tiempos de “secularización galopante”. No hay que olvidar que el Parlamento de Andalucía ha declarado el belenismo como Bien de Interés Cultural. Muchos funcionarios agradecieron en privado la idea a la consejera. La pasada Semana Santa ya colgó una palma rizada del balcón principal del edificio. Esperemos que para 2020 haya colgaduras.

El gorrión blanco

Dicen que se puede contemplar estos días por el Arenal. Que es un ejemplar excepcional. No, no se trata de que se haya encontrado al candidato del Baratillo, sino de un gorrión blanco de verdad, oiga. De verdad.

Encargo

A Manuel Marvizón le han encargado una marcha para la Divina Pastora de Cantillana. Habrá que pregunta le por los detalles. Discreto almuerzo El que se celebró recientemente en casa del presidente del Consejo, Francisco Vélez, en honor del arzobispo Juan José Asenjo. Acudieron los cargos generales de la institución.

El pertiguero

Primer golpe. El cheque con la aportación anual de la institución para la Iglesia se ha pedido este año que sea al portador. Segundo golpe. Se nota la buena mano de Honorio Aguilar en la designación de pintores para el Paño del Valle. Tercer golpe. Quizás la salida del Heraldo sea una buena oportunidad para probar ciertas medidas de seguridad de cara a la Semana Santa. Las bullas son casi mayores. Y ciriales arriba. “No te precipites, el nuncio tiene mucho trabajo y acaba de aterrizar en el puesto”.

El lagarto de la Catedral: "Te aseguro, mi siempre inquieto Fiscal, que don Juan José no ha solicitado a la Santa Sede ningúin coadjutor con derecho a sucesión, pese a los rumores de la prensa vasca que especulan con esta posibilidad en favor de Mario Iceta. No hay nada de nada por parte del prelado sevillano>>