El Fiscal

La chaqueta del Domingo de Ramos de 1990

  • Uno nunca olvida las Semanas Santas de lluvia, ni quiénes le dieron cobijo y ropa seca en aquellos años de juventud. Entonces para llegar al centro había que cruzar a pie el puente de la Enramadilla

El Señor del Gran Poder

El Señor del Gran Poder / M. G. (Sevilla)

A la memoria de D. Salvador Cuiñas Arquellada (1942-2020)

Las Semanas Santas plenas se funden en la memoria como las viejas hermandades se fusionaban para sobrevivir. Pasan los años y queda el recuerdo de una única Semana Santa con luz, el cielo limpio y cofradías en la calle. Pero cuando llueve, no digamos cuando se suspenden las procesiones, no hay posibilidad de que el celofán de la memoria envuelva las vivencias como para no poder diferenciar con nitidez un año de otro.

El Domingo de Ramos de 1990 todavía existía el puente de la Enramadilla, que los jóvenes cruzábamos a pie a la búsqueda del centro. La mayoría lucíamos chaquetas azules por primera vez, en algunos casos aprovechadas de nuestros padres tras las debidas composturas. Recuerdo una que tenía mohair, tejido muy valorado en charlas posteriores por el maestro sastre José María O´Kean. La de Jesús Despojado salía ese año de San Gil. Y así lo hizo muy temprano, pero la lluvia apareció pronto para desbaratar la tarde. Terminó refugiada en San Juan de la Palma, de donde volvió el Domingo de Resurrección.

Una tromba de agua despobló la carrera oficial. Los jóvenes andábamos con las monedas justas y las chaquetas más empapadas que las torrijas del fondo de la bandeja. Jamás olvidaremos cuando cruzamos la Campana con las chaquetas levantadas sobre las cabezas en un intento de protegernos de la manta de agua. ¡La Estrella había salido! Se refugió en su segunda morada: la Magdalena. No había teléfonos móviles ni teníamos la costumbre de llevar el pinganillo de la radio.

No aguantamos la espera y decidimos regresar a Nervión con la noche ya entrada. La familia Cuiñas Casado me dio refugio en su hogar, siempre presidido por el Gran Poder y caracterizado por el afecto y la amabilidad. Me ofrecieron la oportunidad de secarme y me sirvieron una cena caliente de las que jamás se olvidan. La chaqueta se quedó tiesa como el capote de un torero. Se nos había ocurrido retornar andando a Nervión mientras la Estrella regresaba apresurada a Triana con el paso del Señor escoltado por nazarenos para que nadie alterara el dorado.

Cesada la lluvia, me volví a casa. Pero no lo hice mojado. Don Salvador Cuiñas Arquellada me dejó una de sus chaquetas para que retornara seco. Había comenzado el primer Domingo de Ramos de pandilla con una chaqueta de mi padre y regresé con la del padre de un amigo. Ese detalle jamás se fusionará con otro porque es único y forma parte de una colección de vivencias que hoy sirven para honrar a un señor elegante por sencillo y generoso por desprendido. Siempre esperó a las cofradías en sus sillas situadas a la misma vera de la Puerta de San Miguel. “Vamos a ver al Señor todos los viernes y hay un viernes al año que Él viene a vernos nosotros”, nos confesó en una ocasión.

Yo veo hoy al padre de mi amigo en la parada de autobús de Ramón y Cajal cualquier mañana de viernes. Espera con la serenidad de quien está del brazo de su mujer. Se bajan en la Plaza Nueva y caminan hacia San Lorenzo, hermosa ruta durante años de los cientos de devotos de los barrios. Lo veo sentado en el sillón de su salón preparado para disfrutar de un partido del Athletic, porque era de esa generación de españoles que se aficionaron a la mejor versión del fútbol vasco. Lo veo en muchas de nuestras charlas en el salón –televisión encendida– con su gran vaso de agua siempre cerca, advirtiéndome de los peligros de la calle en aquellos días de la primera guerra del Golfo.

Lo veo y recuerdo a un buen hombre, fiel devoto del Señor que me prestó su chaqueta un Domingo de Ramos de hace 30 años. El Señor siempre miraba a su familia antes de entrar en la penumbra de la Catedral. Por eso tengo la certeza de que brilla para él la luz perpetua.

La cruz de guía de la Estrella, depositada en Santiponce La cruz de guía de la Estrella, depositada en Santiponce

La cruz de guía de la Estrella, depositada en Santiponce / M. G. (Sevilla)

Una cruz de guía en la diáspora

Estaba preparada para el vía crucis de Santiponce, cita ineludible para muchos cofrades de la capital. Como España se detuvo aquel 13 de marzo, se quedó sin retornar a Triana. La cruz de guía de la Estrella está a buen recaudo, como se aprecia en la imagen. Seguro que pronto regresa a casa, como tantas personas que de nuevo se verán a partir de este lunes. El paso del Cristo de la Sed ha sido otro de los enseres que se han quedado fuera de su ubicación natural al estar preparado para la exposición de Cajasol. La nueva normalidad se recuperará poco a poco.

San Esteban

Ay, Julián, cómo echaremos de menos tu sonrisa, tus paseos por la calle San Esteban y tus alegres saludos de guardián de la Puerta Carmona. Inconfundibles tus ojos cada Martes Santo porque los tenías del color del antifaz de tu cofradía. Te tenías por una buena persona. Y así lo comprobamos en muchas ocasiones. Qué de vivencias en aquellas noches de ensayo con la cuadrilla de Julio Moreno, la cerveza y la tapa previa en el runrún de la igualá. En el recuerdo aquel año 2002, cuando la Virgen de los Desamparados regresó en andas al Hospital de las Cinco Llagas 75 años después para presidir una función solemne oficiada por monseñor Amigo. En su regreso en procesión triunfal, ya en el paso de palio, entró en la Basílica de la Macarena donde se vivieron momentos de gran emoción.

Brotes verdes

Acusamos recibo del mensaje que nos informa de la aparición de síntomas de la “nueva normalidad” en clave morada. El viernes se recibió en la Casa del Cofrade el primer encargo de una túnica para la Semana Santa de 2021. Es para un nazareno de la Esperanza de Triana. Y otro boom de estos días es el encargo de mascarillas personalizadas con nombres de las cofradías. Son los “nuevos antifaces” de la pandemia. ¿Se han fijado que un rostro con mascarilla deja al descubierto unos ojos que miran como los de un nazareno?. 

El pertiguero

Primer golpe. El cabildo de elecciones del Baratillo se celebrará finalmente el 20 de julio. Segundo golpe. Sergio Sopeña, hermano mayor de la Esperanza de Triana, ha estado en el estudio de Ricardo Suárez. Tercer golpe. Oído en Palacio: “¿Tú crees que se acelerará el relevo?”. Y ciriales arriba. En Los Estudiantes están a la espera de fecha para sus elecciones.

Falta de humildad

Algunos en el Consejo se esfuerzan por vender el asunto como una “victoria”. Es inútil. No, tampoco ha sido ninguna “concesión graciosa”. Pronto sabremos más datos. Ha habido torpezas temerarias. (Continuará...)

El Lagarto de la Catedral

"Hay revuelo, mi querido Fiscal, por la decisión del Cabildo Catedral de suspender la Octava del Corpus. Expertos liturgistas consideran que la decisión es muy desafortunada. Si hay un templo extenso para garantizar la seguridad es la Catedral de Sevilla"