El Fiscal

La hora de tirar del carro

  • Termina el curso y ya están fijados los objetivos para el próximo. La apuesta por la transparencia económica del Consejo ha sabido a poco, por decirlo suavemente... 

El carro auxiliar de un cortejo

El carro auxiliar de un cortejo / M. G. (Sevilla)

ESTO se acaba. El curso expira. Los balances se cuadran como se pueden. El arzobispo se irá unos días a su tierra a la búsqueda de la merecida tranquilidad. El cardenal cumplirá 85 años en agosto. El presidente Vélez verá la Virgen de los Reyes de chaqué y no estará en el retiro estival de Comillas. El alcalde es el mismo, el teniente de alcalde de Fiestas Mayores y el director del Cecop también son los mismos.

El Consejo nos ha facilitado unos cuantos números como prueba de transparencia económica, pero al respecto queda mucho por hacer. Aceptamos pulpo, señor tesorero... Pero lo publicado no pasa los criterios de transparencias que imperan en los organismos públicos. No olvidemos que el Consejo es una institución eclesiástica, pero que se nutre de la explotación de un suelo público cedido en condiciones muy ventajosas. Por eso no estaría de más –por una mera razón de analogía– publicar las partidas detalladas. ¿Qué hay que ocultar? ¿Qué ha habido que ocultar durante tantos años? Al margen de algún gasto pretérito que pudiera ser sonrojante, no debe haber nada censurable.

Termina el curso y un mayordomo está procesado ante la Justicia ordinaria, lo cual no nos hace ni una pizca de gracia. Ni eso ni los procesos electorales que hemos vivido (sufrido). En el carro de los cirios rotos, de los ramos de flores recibidos, del extintor y de las varas de repuesto, hay que echar todo eso que sobra del mundo de las hermandades, que muchas veces son los enfrentamientos enconados que, por desgracia, acaban ante la Justicia.

Expira el curso en el que el Consejo ha puesto orden en el Martes Santo, lo cual es digno de felicitación. Se ha pagado un precio muy caro con los roces personales, que deben ser subsanados cuanto antes, y con la frialdad de las vallas, justificadas y necesarias. Hay que perseverar en ese modelo, pero salvando a las instituciones y la interlocución entre los dirigentes. Esto no es ni debe ser el mundo de la empresa privada, con ejecutivos preocupados por los balances de cuentas, sino hermandades y cofradías que forman parte de la Iglesia, la que es definida por un cofrade sabio como “la industria del perdón”.

Hay que estudiar desde ya la supresión de más sillas en avisperos como Sierpes, por mucho que se haya mejorado en los últimos años. Vélez debería reflexionar sobre este particular en sus días de asueto, libre de compromisos de canapé que tanto le aburren (con razón) y de la obligación de leer discursos en público que le apasionan (tururú). Tenemos un presidente que conoce muy bien la carrera oficial. Nadie como Vélez para que en 2020 sea más cómoda en los tramos que todavía generan riesgos. Y tiene en el Ayuntamiento la mejor interlocución. Ya no hay elecciones a la vista, ni conflictos internos en la sede de San Gregorio. No hay ya pretextos para culminar una tarea muy necesaria. Y si se ingresan menos euros porque hay que quitar asientos, no pasa absolutamente nada.

El Consejo podría plantearse ya la gratificación del cartel oficial de la Semana Santa para el próximo curso. No es de recibo que el Ayuntamiento y la Real Maestranza abonen sus encargos, mientras la institución cofradiera se siga yendo de rositas a pesar de que mueve la nada despreciable cantidad de 3,8 millones de euros. Las hermandades de penitencia se reparten 2,7 millones d euros. ¿De verdad que no hay dinero para, al menos, una gratificación? Al carro de los cirios rotos hay que tirar los planteamientos cicateros al respecto.

Es necesario mantener una apuesta fuerte para el pregón de Semana Santa después del último éxito. No se debe desandar lo andado. Y a la cuaresma hay que llegar con los deberes hechos, sin ninguna polémica, con los itinerarios y horarios cerrados antes de los mantecados, que después vienen los culebrones y la excusa de que ya no hay tiempo y lo dejamos para 2021.

Tiren del carro ahora. No esperen a enero, cuando ya se celebran los primeros quinarios.

Andrés Martín

El hermano mayor de la Pastora y Santa Marina no para de recibir felicitaciones por haber logrado que el Gobierno andaluz se fije en las corporaciones de gloria. Andrés Martín ha conseguido algo insólito en un mundillo donde las de penitencia lo eclipsan todo. ¿Recuerdan, por ejemplo, cuando el presidente Chaves dio el primer golpe de gubia al paso de misterio de las Aguas? Los altos cargos no suelen fijarse en estas modestas corporaciones cargadas de historia en muchísimos casos. Hay esperanza en que la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico ayude a conocer la verdadera dimensión de algunas de estas hermandades.

Luto en el Arenal

Falleció Manuel Serrano Rodríguez, padre del actual hermano mayor del Baratillo. Considerado como un caballero del Baratillo, siempre dio ejemplo de moderación y saber estar. Era un hermano muy antiguo y muy querido por todos.

Muy recuperado

¡Qué recuperado está don Juan José! Se le vio estupendamente con el alcalde el pasado jueves, cuando compareció con su admirado alcalde, Juan Espadas, al que públicamente explicó la razón de su ausencia en el Pleno de constitución de la nueva corporación municipal.

Buena idea

La que tuvo el presidente Francisco Vélez al invitar a todos los ex presidentes de la institución para que vieran in situ la remodelación de la sede del Consejo. Allí se vieron Ríos, Román, Arenas, Bourrelier y Piñero. Cuentan que después hubo mesita reservada en el Casablanca. El que mas disfrutó fue Carlos Bourrelier. Vélez estuvo acompañado por el vicepresidente Roda Peña.

El pertiguero

Primer golpe. ¿Dará algún pregón el cura Antonio Romero, considerado uno de los oradores emergentes? Segundo golpe. Una alegría. Al macareno Fernández Cabrero ya lo vemos activo, asistido por con muletas, pero ya ejerciendo de nuevo de hermano mayor. Tercer golpe. Marcelino Manzano predicará la novena de la Virgen. Y ciriales arriba. Pascual González, pregonero de la cabalgata, está imparable...

El Lagarto de la Catedral

"Hazme caso, Fiscal. Si al cura Álvaro Pereira, que hasta ahora llevara el servicio de religiosa asistencia universitaria, no le han dado aparentemente destinos fuertes es porque tiene encomendada una tarea docente de muchísima altura en Roma, donde se mueve en la élite de la formación"

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