Los resultados del pasado domingo superaron las previsiones más optimistas del PP, que ahora se encuentra con un equipo de 20 concejales y un organigrama que, de entrada, se reducirá notablemente. Al menos éste ha sido el compromiso de Juan Ignacio Zoido que se ha comprometido en los últimos meses a reducir de 21 a siete las delegaciones de gobierno, una estructura que se completará con 11 alcaldes de barrio, uno por distrito. En total serían 17 y aún quedan otros tres miembros de la lista de Zoido en el reparto de tareas. Entre esas delegaciones se encuentra el propio alcalde y un teniente de alcalde que asumirá las labores de coordinación territorial. Así que algunos ediles podrían quedar como simples jefes de gabinete o coordinadores de grupo.

El modelo de Zoido copia al desarrollado en Madrid por Alberto Ruiz Gallardón en lo referente a la participación vecinal y la atención a los distritos. El organigrama del PP pretende reducir los costes, recortando el número de cargos, y también el número de equipos que rodean a cada concejal. Ahorro en sueldos. O no, porque ahora habrá que contemplar una plantilla algo mayor.

En los próximos días el PP tendrá que ir definiendo las tareas y reorganizando todo el Ayuntamiento. La nueva corporación plantea otro inconveniente: los 20 ediles no se podrán sentar todos juntos en la bancada del salón de plenos. Las opciones son enviar a varios de ellos a los bancos de la oposición -medida que no agrada mucho- o ampliar la bancada de madera, lo que supone un coste en carpintería considerable. Y va contra el principio de austeridad que ha pregonado Zoido a lo largo de los últimos cuatro años.