Elecciones

Los primeros "votadme"

  • La campaña vive su primer fin de semana con actos en cada pueblo, en cada barrio en los que los candidatos estrenan promesas

Han bastado unas horas para que la campaña electoral inunde todo cuando encuentra a su paso. No hay rincón ni pared que no haya sufrido la pegada tradicional (esta vez sí, sin zarandajas de nuevas tecnologías) de unos carteles idénticos a los de hace unos días, pero con la palabra Vota, en sus colores tradicionales azul para unos y rojo más oscuro o pálido según se mire. Hasta los taxis lucen una particular batalla electoral que, al menos por lo que se ha visto el primer día, gana el actual inquilino del Preventorio.

Este, al igual que sus vecinos roqueteros donde, por si no quedaba claro, Gabriel Amat reunió a todos sus candidatos y a un buen número de militantes para pedirles "más trabajo" ante cruzadas miradas que se decían "¿más?", le dio por la vena intelectual y comenzó con el reparto de su libro-programa-catálogo de promesas o decálogo de posibles incumplimientos, que es lo que tiene el poner las cosas por escrito, que escritas quedan. No le queda otra nada más que decir votadme porque si me habéis votado antes, ¿para qué cambiar?. Un repaso de la gestión en 44 páginas de los que se repartirán 17.000 ejemplares con lo que se convertirá posiblemente en el libro más leído en la capital.

En la entrada de la ciudad comenzó el primero de los que osan tratar de arrebatarle el sillón municipal. Usero se rodeó de los suyos en un escenario poco habitual, el edificio del Varadero que mira a uno de los que en las pasadas elecciones dejaron de ser un invernadero de votos, el barrio de Pescadería. Allí se vieron a Diego Asensio, Martín Soler, Nerea Hernández, Nono Amate, Fernando Martínez, Juan Carlos Pérez Navas, Andrés Heras o Trinidad Cabeo. Lo único que le queda, a la luz de unas encuestas que, tozudas, se empeñan en no darle la vuelta a unos resultados que es consciente que le van a resultar muy complicado de cambiar, es llamar a "dar la sorpresa". Explicó su programa (esta vez no por escrito) aunque tampoco fue de lo más original.

Quien sí lo fue ha sido Rafael Esteban. la tercera vía, la alternativa o, como él mismo se define "la única opción de izquierdas" puso el grito en el cielo por algo que lo merece y que es una de las paradojas de esta campaña. Quien resulte elegido no podrá ocupar el despacho del alcalde en la plaza del Ayuntamiento, porque la plaza aún sigue en obras.

También el Partido Andalucista se visitó de largo, aunque en este caso optar a un asiento en el salón de plenos resulta poco más que un deseo en voz alta.

En quince días a partir de hoy estaremos unos reflexionando en quién vamos a depositar nuestra confianza con su nombre en un trozo de papel y otros pidiendo que la gente vaya a votar antes de ir a la playa o no se quede en casa si el tiempo no acompaña.

En dos semanas más se habrá terminado la campaña que huele a estreno. Nos quedan muchas promesas que escuchar, muchos ataques que presenciar y enfrentamientos a los que asistir. A quienes no compartan el entusiasmo ya un tanto tocado por la extrema duración de la precampaña, les quedan pocas salidas salvo asirse a la resignación más absoluta. A aquellos que disfrutan con esa fiesta de la democracia (al fin y al cabo lo es), sigan leyendo y continúen haciéndolo durante las próximas dos semanas. Ya falta menos para conocer, al menos en la capital, unos resultados que parecen con las cartas marcadas antes de repartirlas.

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