Elecciones Andalucía

"Sevilla se ha frenado"

  • Se negó a pactar con el PA de Rojas-Marcos para ser alcalde y se quedó cuatro años en la oposición

Soledad Becerril fue la más votada en 1995, con tres mil sufragios más que la lista del PSOE encabezada por el ex presidente de la Junta, José Rodríguez de la Borbolla. "Pero gané en votos al entonces alcalde, Alejandro Rojas-Marcos. Je, je, je...". En 1990 tuvo que dejar la política autonómica por una causa archiconocida: Alfonso Guerra le hizo la cruz. Se dedicó entonces a las oposiciones para ganar en propiedad una plaza de profesor en la Facultad de Derecho. "Tuve que pasar del pensamiento político al científico, fue un esfuerzo tremendo". Su refugio es el museo de una vida intensa donde se combinan fotografías del Cristo del Calvario, matadores de toros de leyenda, dirigentes históricos de la política nacional y extranjera, y grandes del cine en blanco y negro, con una especial terna de bellezas oficiales: Marilyn Monroe, Ava Gardner y Jane Russell. Echa en falta que Sevilla recupere su vinculación con Iberoamérica: "Ramón Carande me lo dijo un día: Sevilla fue capital del mundo. Y es una pena que no se haga nada para recuperar esa capitalidad con América". Sin que medie pregunta, envuelto en una nube de humo de tabaco negro, comparte una reflexión ligada a la actualidad más terrenal: "Chaves no merece irse. No es serio que se ponga como condición para votar una investidura que Chaves tenga que irse cuando los jueces ni siquiera se han pronunciado. No es serio...".

-Tras seis años al frente de la Junta, ¿de dónde sacó las ganas para intentar ser alcalde?

-Siempre me había gustado ser alcalde de Sevilla. Todo el mundo sabe que ejerzo de sevillano, me gusta. Lo intenté en 1991, pero no pudo ser. En 1994 se formó una mayoría de renovadores en el PSOE sevillano frente a los guerristas. Ahí tuve mi oportunidad.

-Usted pasó de presidente de la Junta a líder de la oposición en el Ayuntamiento. ¿Nunca se le ocurrió abandonar al no ser alcalde?

-La misma noche de las elecciones de 1995 tuve claro que había que dejar gobernar a la lista más votada. La verdad es que Alejandro me mandó un recado esa misma noche a través de un amigo común, pero ya había dicho en la radio días antes que yo con Alejandro no iba ni a coger monedas...

-¿Qué le pasó con Alejandro Rojas-Marcos?

-El primer día de campaña dijo de mí en la radio que yo tenía las manos manchadas de sangre por los GAL... Como comprenderá, le contesté rápido, es lo que me pedía el cuerpo. Meses después, Alejandro envió un ramo de flores a mi mujer pidiendo disculpas. Almorzamos los cuatro en mi casa con toda cordialidad.

-Supongo que ahora también defiende que debe gobernar la lista más votada el 25-M.

-Depende. No sé si acerté o no en 1995 al no pactar con Alejandro. Sabía que Soledad y Alejandro eran como el agua y el aceite. Pero hice lo que creí que debía. Y no lo lamento en ningún caso. Jugué fuerte y punto. Mi vida ha sido rica posteriormente en muchos sentidos, y no he echado de menos haber tomado otra decisión.

-Perdone que le insista. Si Zoido es el más votado, ¿cree usted que se le debe dejar gobernar?

-Depende. Sevilla necesita un proyecto, como necesita un gobierno estable capaz de llevar adelante ese proyecto. O gobierna la lista más votada, o se produce un concierto entre...

-¿Perdedores?

-No señor. Puede haber perdedores que tengan muchos votos. La vida democrática se hace así en España y en otras grandes naciones en muchos momentos históricos.

-¿Cómo ha cambiado el Ayuntamiento de 1995 hasta hoy?

-Aquel fue un Ayuntamiento muy cordial. En el Grupo Socialista había gente muy educada. Alberto Jiménez-Becerril (PP) y Montserrat Badía (PSOE) eran casi colegas cuando tocaba analizar los presupuestos. Yo me hice muy amigo de Luis Miguel Martín Rubio (PP). Y a Manolo García (PP) lo sigo queriendo mucho. Con Luis Pizarro y Paula Garvín la relación fue excelente. Con la gente del PA es verdad que el ambiente estaba muy crispado, porque Alejandro estaba siempre de huida hacia adelante. Con Pepe Núñez sí me unía y me une una amistad de niños. Por cierto, mi religión me prohíbe hablar de estadio olímpico, porque no es olímpico. Ya sabemos que Alejandro es como es...

-¿Cómo es Alejandro?

-Es un pitbull de la política.

-¿Y Soledad Becerril?

-Una dálmata madre.

-¿Y usted?

-Yo al final soy un San Bernardo. Ya decía una compañera de partido aquello de Pepote, muchacho noblote. La verdad es que no he roto la relación personal con ningún compañero por muchas diferencias que hayamos tenido.

-¿Cómo ve la política municipal que se hace hoy?

-Está muy marcada por la presión del periodismo municipal. Los periodistas están todo el día metidos en el Ayuntamiento y eso obliga a generar noticias, las haya o no. Todo está marcado por la prisa, por lo inmediato, por el corto plazo. No hay tiempo para la reflexión. En general ocurre en todos los ayuntamientos. En la Junta y en los ministerios se aprecia mucha más serenidad. Pero en un ayuntamiento la presión es horrible.

-Valore la gestión del actual alcalde, Juan Ignacio Zoido.

-A mi me parece que Sevilla se ha frenado en los últimos años. Esto no quiere decir que no se hayan hecho cosas. No percibo el desarollo de un diseño estratégico de ciudad. A Sevilla le faltan líneas de actuación en lo económico, en lo social y en lo urbanístico. Málaga nos ha cogido ventaja. Málaga hizo un plan estratégico y lo desarrolló. Sevilla hizo su plan en su día, basado en un nuevo PGOU, pero el desarrollo quedó pendiente. El Ayuntamiento no se puede enterar por los medios de comunicación de la posición de la Junta sobre temas de la ciudad, ni al revés. Hace falta un equipo de coordinación entre administraciones. Por ejemplo, si la Torre Pelli es urbanísticamente viable, no se puede decir después que un puente nuevo depende de la perspectiva paisajística. No hay espíritu de colaboración entre administraciones. Ocurre en toda España. Las administraciones no se pueden entender a través de panfletos y declaraciones a la prensa.

-¿Esperaba usted más de un gobierno de 20 concejales?

-A Sevilla le ha faltado levantar la cabeza y mirar al horizonte. Se está demasiado en la gestión de lo cotidiano. Se han hecho cosas buenas en cultura y a la hora de racionalizar las empresas municipales.

-¿Confía usted en las opciones del PSOE para recuperar la Alcaldía de Sevilla?

-Hay que destacar mucho que Juan Espadas se ha quedado en el Ayuntamiento. Él y yo somos los únicos cabezas de lista del PSOE que nos hemos quedado cuatro años en la oposición. Eso es un compromiso fuerte con la ciudad. Ha procurado tocar pelo en la ciudad, estar cerca de la gente y analizar los problemas. Tiene un diseño general de la ciudad y sería un buen alcalde.

-Todo indica que entrarán nuevos partidos en la Corporación municipal. ¿Cree que tendrán larga vida o tendrán el efecto de la gaseosa?

-No se puede predecir. Dos meses son una eternidad en política. Y no hay nada más breve que una alegría en política. La alegría del fútbol puede durar una semana, pero la de la política...Creo que el PSOE y el PP seguirán siendo relevantes. Y los nuevos tendrán continuidad en la medida en que sean coherentes y no sean juncos que se muevan a un lado u otro a merced del viento.

José Rodríguez de la Borbolla

Candidato del PSOE a la Alcaldía de Sevilla en 1995

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