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Elecciones

Un alemán, un portugués y un español...

  • Tres opciones para una legislatura con la mirada puesta en el ejemplo de algunos vecinos europeos, los casos de Antonio Costas, Angela Merkel, y en un cuadro de Velázquez

Un portugués: el socialista Antonio Costas gobierna con los comunistas, los podemitas lusos del Bloque y los ecologistas después de que el candidato conservador, Pedro Passos Coelho, ganase las elecciones pero perdiera su investidura en el Congreso. Una alemana: Angela Merkel ganó las elecciones, pero sus socios preferidos, los liberales, desaparecieron de las Cámaras tras los comicios, así que se coaligó con sus contrincantes tradicionales, los socialdemócratas del SPD, después de que su líder, Sigmar Gabriel, sometiese el acuerdo al referéndum de sus bases. "No se preocupe, conozco bien este negocio", respondió Gabriel a la pregunta de si la militancia respaldaría lo que se ha denominado la Gran Coalición. Los alemanes también tienen sentido del humor.

De los 475.000 militantes del SPD, participaron 370.000 y votaron a favor 260.000. Un español: Mariano Rajoy, Pedro Sánchez o algún otro deben construir un camino distinto para una misma solución: formar Gobierno. Éstas son algunas opciones, con sus virtudes y sus problemas.

Un apunte antes de comenzar: el resultado de las urnas del 20-D no es ningún drama, aunque la situación pueda parecer dramática para un pueblo que se acostó siempre sabiendo quién era el presidente después de haber votado. Dinamarca lleva cien años sin una mayoría absoluta. Más que un drama, es una oportunidad para el cambio, para eso que llaman la Segunda Transición y que inauguró Juan Carlos I hace poco más de un año cuando dejó la Jefatura del Estado a Felipe VI. Para este tipo de cambio son necesarios dos ingredientes: un conjunto de partidos muy igualados y el convencimiento de que lo peor es dejarlo todo igual. Y un poco de miedo, que imprime responsabilidad: digamos que Cataluña.

3 Nuevas elecciones. Los nuevos comicios supondrían un fracaso, la constatación de que el sistema de partidos en España sólo puede basarse en un juego de partidos mayoritarios que se alternasen en el Gobierno, justo lo que Manuel Fraga pensaba para España a su vuelta de la Embajada en Londres, donde Franco lo mandó por moderno.

Pero, aun así, en los partidos hay muchos aprendices de brujo. El número dos de Podemos, Íñigo Errejón, dijo ayer en Onda Cero que a ellos le vendría bien. Sí, otras elecciones, no quieren que esto ocurra, pero Podemos podría beneficiarse si además integra a IU en estos nuevos comicios: superarían en votos al PSOE, el sorpasso hecho realidad. No es, por tanto, casualidad, que Julio Anguita apelase ayer mismo a la unidad de las dos formaciones. Sólo faltaría que Rajoy -ese gran aliado en la pasada campaña electoral- les imprimiese ánimo.

La convocatoria perjudicaría a Ciudadanos y, posiblemente, al líder socialista, Pedro Sánchez, lo que quizás esté detrás de la alegría con la que se habla de repetición en el PSOE andaluz. En realidad, unas nuevas elecciones son una ruleta rusa para todos los partidos.

3 a la alemana. El Gobierno de coalición con ministros del PSOE y del PP y presidido por Rajoy, u otro dirigente popular, está descartado ahora mismo, aunque concedería bastante estabilidad a España. Sólo Felipe González llegó a hablar de ello antes de la campaña electoral de Alfredo Pérez Rubalcaba, y nunca más la mencionó. Los socialistas, desde Pedro Sánchez a Susana Díaz, se oponen, aunque fue el propio equipo de Mariano Rajoy quien filtró el jueves pasado a los medios de comunicación que esta posibilidad era bien vista por el PP. La vía alemana va al cajón, al menos de momento.

3 a la portuguesa. Si Rajoy no obtiene la confianza del Congreso, el Rey propondría otro candidato. El líder socialista podría intentar un acuerdo con Podemos, Ciudadanos y algunos grupos nacionalistas. Si se abre alguna posibilidad en estos contactos, el presidente del Congreso comunicaría al Rey este posible acuerdo y sería éste quien llevase el nuevo nombre, el de Sánchez, al Congreso.

Pedro Sánchez se mantiene a la espera: si Rajoy fracasa, al menos hará el intento, pero el intento de concitar apoyos. No obstante, desde Ferraz se indica que el referéndum para Cataluña que solicita Podemos es una línea infranqueable. E, incluso, así, es una decisión muy difícil para Pedro Sánchez. De momento, lo único claro en el PSOE es que ni votarán a favor ni se abstendrán en la investidura de Rajoy.

Otro problema de la salida a la portuguesa es que el PP tiene una mayoría de bloqueo con los 123 escaños en el Congreso y, además, la mayoría absoluta en el Senado. La solución lusa tiene las patas muy cortas, abocaría a una legislatura corta e inestable.

3 a la española. A Pedro Sánchez no le conviene la convocatoria de nuevas elecciones, y España necesita un Gobierno fuerte y estable. El próximo Congreso supone una oportunidad para iniciar una reforma constitucional: despartidización de las instituciones, amplia reforma electoral, democratización de los partidos y cuestión territorial. PP y PSOE suman una mayoría suficiente, a la que también podría sumarse Ciudadanos. Incluso una parte de Podemos. En este contexto, Rajoy ofrece una legislatura de reforma, corta, de dos años, que incluya la puesta en marcha de la ponencia constitucional para convocar elecciones a Cortes constituyentes. Y un mayor compromiso social a cambio de mantener la disciplina presupuestaria, aunque se negocie una prorroga con Bruselas sobre los 10.000 millones de euros que ha dejado pendiente. Y si no es Rajoy, otra persona del PP. Un Gobierno monocolor, pero menos partidista. ¿Soraya Sáenz de Santamaría? Sí, tan española como las propias Meninas.

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