LA convocatoria era propicia. Y no se pudieron resistir. El último mitin en el sur del presidente en funciones del Gobierno y candidato a la reelección, Mariano Rajoy, lo convocó el PP en el Paseo de Cristina, en los jardines que están ante el Palacio de San Telmo, sede de la presidencia de la Junta de Andalucía. Y, claro, la gran asignatura pendiente de los populares es no haber conseguido nunca en 34 años gobernar esta autonomía, pese a que en 2012 llegaron a ser los más votados. Y allí, con Juanma Moreno presente -y también Javier Arenas, el Moisés que no pudo pisar la tierra prometida porque la izquierda le impidió gobernar-, la referencia fue obligada.

Con su peculiar sintaxis, Rajoy prometió visitar a Juanma Moreno en San Telmo: "Yo le visitaré... bueno yo, y todos los demás". Ya antes, Moreno, había prometido a los asistentes al acto que transformaría ese palacio "que es la sede de las promesas, en la sede de las realidades".

Y hete aquí que, realmente, aunque el Gobierno de Andalucía no esté en juego en estos comicios, lo cierto es que lo que voten los andaluces puede ser determinante para la gobernanza de España.

Porque en Andalucía nadie espera el sorpasso en la izquierda, pero está en juego si el PSOE revalida su hegemonía o, como ocurrió en las votaciones a Cortes Generales de 2011 y en las autonómicas de 2012, el PP recupera la vitola de partido más votado en la comunidad más poblada y más grande de nuestro Reino. El empate a veinte diputados que el CIS pronosticó en la víspera del inicio de la campaña echó emoción a esta lucha.

Rajoy se ha volcado con Andalucía y ha visitado todas las provincias en las que los restos pueden hacer variar el resultado de hace seis meses. Ayer estuvo en Huelva y en Sevilla, donde el último diputado lo obtuvo el PP y el PSOE, respectivamente. En ambas, el CIS vaticinaba que lo perderían.

¿Puede de verdad el PP volver a ser el que consiga más votos andaluces? Está muy ajustado. Cada voto contará. Y lo que ocurra, como hemos analizado en esta campaña, será fundamental para saber qué pasa en el futuro inmediato, singularmente en el seno del PSOE, que tendrá de nuevo la capacidad de permitir que haya Gobierno o volver a bloquear la situación con su rechazo tanto a que el más votado siga en el poder como a aliarse con Podemos.

El cierre de campaña de Rajoy en Andalucía fue un constante llamamiento al voto útil. El candidato popular llamó a "concentrar el voto" de los moderados bajo las alas de la gaviota del PP, para contrarrestar el gran cambio de estas elecciones respecto a las de diciembre: la confluencia entre Podemos e IU para agrupar todo el voto a la izquierda del PSOE.

Pero contra quien cargó con más dureza el presidente en funciones fue contra Pablo Iglesias, por haber cuestionado la limpieza de las elecciones en España.

El líder de Podemos dijo ayer estar preocupado por la "seguridad de las votaciones" durante la jornada electoral del próximo domingo, porque el proceso estará bajo la batuta del ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, tras haberse hecho públicas las grabaciones de éste con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), Daniel de Alfonso, sobre posibles investigaciones a líderes independentistas. "Este Ministerio y este ministro del Interior son los encargados de velar por la seguridad en las votaciones el próximo domingo. Creo que todos los ciudadanos tenemos serias razones para estar preocupados", declaró Iglesias a Cuatro.

Rajoy arremetió contra él por el "salto cualitativo muy fuerte", que a su juicio, ha dado Iglesias porque ha "dudado de la limpieza de las elecciones en España", que es una democracia con derechos y libertades y donde las elecciones las gana "el que dice la gente". "España no es Venezuela, que es lo que da la sensación que quieren algunos que se presentan a estas elecciones", le espetó.

Porque Rajoy les dijo a los fieles de Sevilla que estaban en el mitin -poco activos, la verdad- que el domingo está en juego mantener los "grandes pilares de convivencia" surgidos de la Constitución de 1978, que es la que ha permitido la mayor etapa de progreso, o apostar por aquellos que dicen que "las elecciones en España son dudosas". "Está en juego si los españoles pensamos que lo que hemos hecho entre todos a lo largo de muchos años tenía sentido o si por contra, aquí llega Adán, todo lo demás no vale para nada, lo cambio todo y hago lo que estimo oportuno y conveniente".