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¿Salvación o suicidio político?

  • Podemos reacciona a la campaña de Díaz y pide a Sánchez que actúe.

IMPASIBLE al desaliento, Susana Díaz sigue en su campaña de desnudar a Podemos y defender que la alternativa real al PP, la posible, es la que encarna el PSOE. Conociendo el perfil político y los talentos de la presidenta andaluza, seguirá en ese camino durante toda la campaña. Y más aún si su secretario general no da el paso que muchos socialistas esperan: cerrarle la puerta a un Gobierno de Unidos Podemos investido con los votos socialistas, sea como pacto de coalición, sea de investidura.

Y en apenas cuatro días ya ha conseguido que desde las filas de Podemos y sus confluencias se den por aludidos y llamen la atención de Pedro Sánchez sobre el rumbo que marca la líder del socialismo andaluz. "Es evidente que Díaz está en contra del pacto y que está poniendo mucha presión a Pedro Sánchez, pero si siguen la política de Susana Díaz, el PSOE se va al suicidio político", afirmó ayer el candidato de En Comú Podem, la confluencia catalana de Podemos, Xavier Domènech.

La reflexión es procedente. ¿A dónde lleva la estrategia de Díaz de oponerse a cualquier pacto con Podemos? ¿A la salvación del proyecto socialista o al suicidio político? La respuesta no es simple.

El PSOE está ante su momento más crítico desde la reinstauración democrática. La errática dirección de Pedro Sánchez, unida a una contundencia menor de la esperada de los barones en el Comité Federal, no sólo lo sitúa ante un riesgo cierto de sorpasso, sino ante la propia supervivencia del PSOE como principal actor en la centralidad política en España.

Sánchez no supo ver, ni en el PSOE supieron obligarle a ello, que tras el intento fallido de la investidura, lo mejor hubiese sido evitar otras elecciones absteniéndose en un intento de Mariano Rajoy, consciente de que con Podemos no es posible el entendimiento porque no comparte con ellos la misma idea de país. Sobre todo por el riesgo de que otras elecciones podían llevar aún más abajo el suelo socialista, marcado por él mismo el 20-D, algo que ratifican ahora los sondeos. Si realmente queda tercero y en el entorno de los 80 escaños, Sánchez no tendrá asidero y prácticamente habría de irse la misma noche electoral.

Contra lo que defienden desde Podemos, probablemente el verdadero suicidio del PSOE sería convertirse en subalterno de una opción política que repta entre el populismo, el radicalismo y el travestismo político: aparentar lo que en realidad no es.

Susana Díaz parece tenerlo mucho más claro que Pedro Sánchez, que se resiste a decirle que no a Pablo Iglesias. La líder socialista andaluza está poniendo todo lo que tiene para evitar el sorpaso, pero seguramente no bastará con lo que se aporte desde el sur si el PSOE no remonta en otras comunidades. Si se mantiene cuarto en Madrid e incluso Cataluña, tercero en Valencia, Galicia o Euskadi, los diputados que aporte Andalucía serán insuficientes, pero decisivos. Porque incluso en ese escenario, la apuesta acertada no es entregarse a Podemos. El tiempo dirá si es tarde para la salvación completa.

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