Elecciones

La crisis de la operación Nazarí, sin efecto rebote en las urnas

  • Los populares suben cerca de 5.000 votos y aumentan su ventaja con el PSOE Unidos Podemos se estanca y C's pierde apoyos

Granada pasó sin pena ni gloria en la campaña para las generales del 20 de diciembre. Pero la fuerza de las circunstancias tras la explosión de la operación Nazarí ha modificado mucho los miramientos de los partidos en la capital. El despliegue de las fuerzas del bipartidismo ha sido considerable en las últimas semanas, aunque curiosamente las alusiones al presunto caso de corrupción urbanística del PP no han sido ni tantas ni tan crudas como se esperaban. Los populares han sabido minimizar el impacto de su crisis en el Ayuntamiento de Granada, dejando el 'efecto Cuenca' en tan solo 998 votos más para los socialistas. Y lo más llamativo es la subida de cerca de 5.000 votos de los populares que se traduce también en casi cinco puntos más.

El revuelo mediático que generaron las dimisiones del alcalde José Torres Hurtado y de la edil Isabel Nieto, así como la renuncia de Sebastián Pérez a su acta de concejal, no ha tenido su efecto en las urnas. La fractura que se intuía en el PP ha sido solventada hasta el punto de que los resultados de la capital han cimentado el tercer escaño del PP, que esta vez ha llegado sin emoción. Las visitas de las principales figuras del Partido Popular, incluida la de Mariano Rajoy, han tenido un efecto decisivo para apuntalar la holgada victoria en la ciudad de Granada.

En el lado opuesto, el PSOE se enfrenta ahora a un difícil análisis del 26-J, ya que el impulso de recuperar la Alcaldía tras trece años en la oposición no se refleja, por ahora, en las urnas. La fragmentación del voto en la ciudad de Granada parece confirmada y los socialistas se han estancado por debajo de la barrera de los 30.000 votos que parece escasa para aspirar a mejores resultados en futuras elecciones.

La mejor noticia para el PSOE es que mantiene la distancia con la coalición de izquierdas de Unidos Podemos, a la que la abstención ha minado de forma bastante importante. Pierde votos la opción morada en la capital, donde la confluencia con IU no ha dado sus frutos, dejando ahora mismo el listón de esta opción en 24.000 votos. El Ciudadanos sale aún peor parado, con un descenso de casi 3.000 votos que, probablemente, han recalado en el PP.

El Área Metropolitana ha ido de la mano de la capital y, si bien, el PSOE ha resistido en la mayoría de sus feudos tradicionales, la realidad es que el PP ha conseguido mantener el pulso en una zona que supone un gran nicho de votos. En Armilla, el gran núcleo de población del Cinturón, los populares salen victoriosos con una diferencia más amplia que en el 20-D. En la otra gran joya metropolitana de Maracena se da el efecto inverso, ya que los socialistas mantienen sobradamente la distancia respecto al PP.

En general el mapa del Área Metropolitana se queda igual que estaba hace seis meses, pero se aprieta mucho el margen de votos en municipios como Atarfe o Santa Fe, de tradición socialista, mientras que los populares aumentan su fortaleza en otros enclaves del Área Metropolitana como Albolote, Ogíjares o La Zubia.

En todos ellos se nota la bajada de Podemos y de Ciudadanos, así como el escaso impulso de IU en la coalición de izquierdas. Ese escaño de más que daban las encuestas a Unidos Podemos tenía el argumento principal del voto urbano que finalmente no han confirmado las urnas. En todo caso, seis meses es poco tiempo para grandes cambios en una provincia con dos fuerzas muy asentadas y otras dos que tendrán que seguir remando hasta encontrar la estrategia.

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