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Clave de Sur

Un martillo pilón contra la polarización

  • Susana Díaz es casi la única que desestabiliza el duelo Rajoy-Iglesias. Moreno exprime las incoherencias.

SON éstas unas elecciones a la contra. La polarización entre PP y Podemos que muestran las encuestas se explica en buena medida porque el votante está pensando en actuar, bien para que no siga gobernando Mariano Rajoy, bien para que no llegue a la Moncloa Pablo Iglesias. La coalición entre Podemos e IU ha facilitado que se acentúe esa polarización, al tener Unidos Podemos posibilidades reales de ser la alternativa al PP desde la izquierda, por encima del PSOE. Ser primero o segundo en territorios clave como Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana o Euskadi sustenta esa ilusión demoscópica que hoy por hoy es el sorpasso. ¿Pero y en Andalucía?

Aquí en el sur la ecuación parece distinta. Andalucía es la comunidad más poblada y que más diputados aporta al Congreso, 61, frente a los 47 de Cataluña o los 36 de la Comunidad de Madrid. Su peso por tanto es decisivo para saber si el PSOE mantiene la hegemonía en la izquierda. Y no sólo por razones cuantitativas, sino cualitativas. En el único territorio relevante en el que Podemos no abre brecha con el PSOE es Andalucía, donde la fortaleza de los socialistas es muy distinta que de Despeñaperros hacia arriba.

Los propios dirigentes socialistas nacionales o de otras comunidades lo notan cuando vienen a hacer campaña. En el sur no hay sorpasso y sólo desde el sur podría impedirse que lo haya en toda España.

Susana Díaz es consciente de ello y se ha convertido en la voz más decisiva del PSOE contra la polarización. Día a día, cual martillo pilón, intenta resquebrajar esa imagen que se impone de que o gobierna Rajoy o gobierna Iglesias.

Ella cree que puede convencer al electorado andaluz de que el PSOE sí es aún alternativa. En esa estrategia se enmarca su llamamiento de ayer en La Puerta de Segura (Jaén). La líder del PSOE-A dijo que los andaluces no se merecen "ni el miedo que abandera el PP" ni "el rencor ni el odio" en el que, opinó, se ha instalado Unidos Podemos. Y para huir del miedo o del rencor, la receta de Díaz es votar al PSOE, apelando al voto que en 1982 llevó a Felipe González al Gobierno. No es baladí esto, porque ya en diciembre quedó patente que Podemos no vive sólo del voto del desencanto contra la alternancia bipartidista, sino que una parte del votante de izquierda del 82 cree que Iglesias encarna hoy aquel ideal de cambio.

Díaz está convencida de que en Andalucía eso "no será tan fácil" y volvió a recordar que el PSOE es "más duro de pelar" de lo que algunos consideran.

Ciertamente, el rechazo de Díaz a contar con Podemos como aliado viene de lejos y no sólo desde el 20-D. La costosa formación del Gobierno de la Junta de Andalucía demostró que ambos partidos son agua y aceite.

Pero su postura tiene también su perfil débil. El PP andaluz, por una vez, parece haberse dado cuenta de ello. Justo cuando se juega recuperar la vitola de partido más votado en Andalucía.

Juanma Moreno enfatizó por ello ayer las incoherencias del PSOE andaluz. Porque realmente las hay. El primer gran error de Pedro Sánchez en su deriva hacia la pérdida de la hegemonía fue pactar con Podemos tras las municipales y autonómicas del artículo 143. Y el PSOE andaluz también fue partícipe de esa táctica que, a la postre, ha hecho más fuerte a Podemos.

Moreno por eso le recordó a Díaz que ella hizo alcalde de Cádiz al candidato de Podemos, o se ha apoyado en sus votos en Sevilla, Córdoba, Jerez o Granada para arrebatar esas alcaldías al PP. "Quién ha hecho a Manuela Carmena alcaldesa de Madrid y la mantiene en el Gobierno, el PSOE", dijo Moreno para exigir a renglón seguido a Díaz que "se deje de hipocresía política" pues "hace sólo dos semanas el PSOE firmó un acuerdo de Gobierno con la señora Colau; ya está bien de mentiras y de tomaduras de pelo".

La batalla de Andalucía es cada día más decisiva. El pulso entre PP y PSOE por ser el más votado y el que sume más escaños de esos 61 andaluces -el CIS predice un empate a 20 con un beneficio de tres para Podemos- será vital para el reparto final de la representación de la izquierda.

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