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El Descreído

El mentiroso y el cojo

  • Rajoy opta por la confusión a la caza de electores indecisos.

LA locura electoral en la que estamos inmersos está muy lejos de permitir el reino del sentido común. El frentismo, la descalificación y las críticas desaforadas priman por encima de cualquier llamada a la cordura y al sentido común. Los partidos viven al margen de la opinión ciudadana y los intereses particulares de muchos de sus líderes priman por encima de lo que se ha venido considerando el beneficio común. Vivimos una época en la que el cortoplacismo impera y eso hace que cualquier planteamiento que pueda tener en cuenta la lógica del bien común caiga en saco roto. Y si para ello hace falta darle la vuelta a los argumentos del contrario, pues mejor que mejor.

Jordi Sevilla y Mariano Rajoy protagonizaron ayer un nuevo ejemplo de esta cuestión. El socialista afirmó por la mañana que después del 26-J debe gobernar el que más apoyos tenga. Horas después, el presidente del Gobierno en funciones le daba la vuelta al argumento y pretendía liar al respetable con un apoyo sui géneris a las palabras del ex ministro de Zapatero en el que afirmaba que en el supuesto de que tras las elecciones del 26-J no haya un acuerdo para que se forme una mayoría en el Congreso de los Diputados "se deje gobernar a quien los españoles le hayan dado más votos". Como si lo que han dicho los dos tuviera el mismo significado.

Ahora que está en marcha la selectividad no estaría mal ponerle a los alumnos ambas frases como análisis de texto para que buscasen similitudes y diferencias entre las mismas. A saber. ¿Cree usted que es lo mismo decir que debe gobernar quien más respaldo tiene en el Congreso o que debe hacerlo quien más sufragios obtenga en las urnas? La trampa de Rajoy trata de hacernos creer que lo que él dice es igual que lo que dice su contrincante, ajeno a la capacidad de discernimiento de los mortales españolitos. Esto no es preguntar si se quiere más a papá que a mamá, más bien es dar a elegir a un niño entre su madre y la vecina del quinto. Salvo que uno tenga una madre regular o una vecina espléndida, la respuesta parece clara.

Está claro que el gallego que vive en La Moncloa anda necesitado de transmitir cierta confusión a los electores, toda vez que a medida que pasan los días se ve cada vez más clara la soledad popular en la campaña. La estrategia de la confusión siempre ha sido un arma política de primer nivel. Sin embargo, el que la utiliza debe andarse con cuidado no vaya a ser que le atrapen en un renuncio. Que ya dice el refrán que se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Y a Rajoy le van muy bien las piernas.

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