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La otra crónica

Un 'sorpasso' en propia puerta

  • No habrá alternativa a unas terceras elecciones si no es con una 'escapada': al ataque o a la defensiva.

SI compartimos que la conquista de la capital de un país sigue siendo hoy el símbolo de una victoria, el sorpasso no es un temor sino un hecho. El adelantamiento de Podemos al PSOE se produjo hace ahora justo un año cuando Manuela Carmena se hizo con la Alcaldía de Madrid: el grupo socialista, con el respaldo de la Ejecutiva federal, prefirió entregar el Ayuntamiento a sus directos competidores por la izquierda antes que permitir el gobierno de la derecha de Esperanza Aguirre. Fue una elección. Legítima y con consecuencias.

Aquel mismo dilema planea ya sobre la madrugada del 26-J cuando el mapa nacional resulte tan fragmentado e ingobernable como hace seis meses pero con un importante intercambio de fuerzas: aunque todos leerán los datos a conveniencia, será Pablo Iglesias, con el trampolín de la "remontada" del 20-D y su estratégica alianza con IU, quien querrá salir a liderar la negociación para culminar el "desempate". El primer gol se metió entonces y, analizando hoy el indigesto plato que cocinan todas las encuestas, fue en propia puerta.

La dirigente del PP lo recordaba ayer en un artículo de prensa en el que situaba al PSOE "en la trampa de Carmena". Comparto con Aguirre el efecto mediático y la influencia que supone gobernar en la capital de España, la rentable utilización de los "ayuntamientos del cambio" que está realizando Podemos con Madrid y Barcelona como bandera e, incluso, su reconocimiento al legado constitucionalista y contribución a la estabilidad que ha significado el PSOE en toda la democracia. Efectivamente, no se entendería una "democracia europea sin un partido socialdemócrata moderado de centro-izquierda".

Pero no estamos ante un problema de "nostalgia izquierdista"; lo es más de identidad. Nos debería preocupar que Aguirre confiese públicamente que se estudió el programa del PSOE y llegó a la conclusión de que podía apoyarlo "en su casi totalidad" sin traicionar los principios básicos del PP. Y nos deberíamos alarmar ante la nueva correlación de fuerzas que se está consolidando en España porque seguimos sin saber si la socialdemocracia pervive en el ADN del PSOE y, en tal caso, de qué PSOE: porque está el del líder circunstancial de ahora y el de los incombustibles barones; el de la Andalucía anti referéndum y el de la Cataluña pro referéndum; el de las líneas rojas contra el PP y el de las líneas rojas contra los radicales y los extremos.

Después de pasar años diciendo que el problema de la izquierda en España es que siempre acude dividida a las urnas, el PSOE afronta una de la campañas más decisivas en su largo siglo de historia con más contradicciones e incertidumbres que nunca. Y es una evidencia que, a partir del 27 de junio, ningún recorrido tendrá Pedro Sánchez si todos -especialmente los suyos-se vuelven a posicionarse en el tablero de los pactos sin margen alguno de maniobra.

Paradójicamente, la misma transversalidad de voto que el líder del PSOE ha estado defendiendo para negociar a izquierda y a derecha con Podemos y Ciudadanos ha marcado los vetos que le impusieron desde el aparato -oficial y en la sombra- de su partido: ni gran coalición ni alianzas "populistas". Justo el discurso que está cosiendo estos días Susana Díaz desde Andalucía, con la salvedad de que ahora es ella misma la que se juega su poder -y sus opciones- con el sostenimiento del suelo de su partido, con el blindaje de la despensa de votos del socialismo español.

Ante la expansión del sorpasso como una gran mancha de aceite en el mapa nacional, con la incógnita de comprobar si la vacuna rural andaluza será suficiente para contener la hemorragia, puede que la salida más pragmática para el PSOE sea precisamente la que Esperanza Aguirre proponía para Madrid: dejar gobernar al PP como lista más votada exigiendo el precio de la cabeza del líder. Ella puso la suya y tal vez sea Mariano Rajoy quien tenga que ejecutar la operación facilitando un escenario que ya se empieza a mover en las encuestas con más de la mitad de los votantes del PP confesando entender que diera un paso atrás.

"Sorpasso", en italiano, significa "adelantamiento" pero también "escapada". Siendo realistas, previendo que España volverá a votar (casi) igual que el 20-D, no habrá alternativa a unas terceras elecciones si no es con una escapada. Por la derecha o por la izquierda. Al ataque o la defensiva. Del PP sobre el PP a costa de Rajoy o del PSOE sobre el PSOE a costa de Sánchez. Cuando se lanza una opa hostil, y ya se ha hecho, desaparecen los espacios intermedios.

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