La salida de la Hermandad del Rocío de la Macarena es sinónimo de fiesta en la calle Feria. La céntrica vía se volvió a llenar de público una primavera más para ver pasar a la corporación macarena, que recibió una abundante petalada desde un balcón a su paso.
El bloque 106 de Feria era un resumen de cómo vive el barrio esta mañana rociera. En la planta baja, una sucursal bancaria. Pero en los balcones del primer y segundo piso, adornados con grandes mantones, estaba el sentimiento rociero. Un coro cantaba mientras los pétalos, rojos y blancos, caían sobre la plata la carreta y la piel de los bueyes, que permanecían impasibles en ese bello momento.
Los vivas a la Virgen del Rocío pusieron el broche al intenso momento vivido en la extensa calle sevillana, que sirve de unión entre los aledaños de la parroquia de San Gil y el corazón del centro de Sevilla, por donde cruza la corporación camino de la Torre Sevilla para salir de la ciudad.
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