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El Rocío vive esta semana su segundo Pentecostés sin romería. Una celebración que tiene lugar tras decaer el estado de alarma, con una elevada tasa de contagios en la comarca del Condado de Huelva y con la Blanca Paloma en Almonte, donde permanece desde agosto de 2019. Son días de novena en la parroquia del municipio onubense y de cultos en las filiales que, una primavera más, se quedan sin andar las arenas que conducen a la marisma.
La Blanca Paloma recibe culto en la parroquia de la Asunción, en Almonte, desde agosto de 2019, cuando fue llevada desde la aldea, como ocurre cada siete años. La irrupción de la pandemia del Covid en marzo de 2020 se produjo durante dicha estancia, por lo que ha sido imposible que se efectúe el traslado de regreso a la marisma, para el cual aún no se baraja ninguna fecha. Todo queda condicionado a que la situación sanitaria lo permita. A corto plazo, con el modelo tradicional (la última vez acudieron cerca de dos millones de personas), resulta descartable.
El diseñador almonteño Mamé de la Vega, hijo de la camarista de la Virgen, es el encargado de confeccionar las flores que luce la Blanca Paloma en su atuendo. En esta ocasión, en dicha combinación, llama la atención el empleo de buganvillas, especie propia de esta época del año junto a las amapolas silvestres que crecen en los caminos que llevan al Rocío. La Patrona de Almonte luce la presea de oro con la que fue coronada por el cardenal Almaraz en 1919. El conjunto de manto, saya y mangas fue bordado, en estilo rocalla, por el taller sevillano de Santa Bárbara en 2011.
Durante estos días tienen lugar en la parroquia almonteña los cultos principales que celebra la Hermandad Matriz. La novena comenzó el pasado viernes 14 y se prolongará hasta el sábado 22. Cada jornada está dedicada a un número de corporaciones filiales, representadas por oficiales de junta de gobierno. En lugar de coros rocieros, en esta edición acuden artistas para acompañar con sus cantos las nueve misas que preceden al Domingo de Pentecostés. Desde bien temprano, los devotos ocupan los bancos del templo.
La capilla votiva se encuentra situada en un lateral de la parroquia. Se trata de una estampa clásica de la devoción rociera: velas encendidas en petición de un favor o en agradecimiento por un bien recibido. Una luz propia trasladada desde la aldea al municipio almonteño y que entronca con el lema de este extraño Pentecostés: Un Rocío de Esperanza.
Hasta la parroquia de Almonte acuden peregrinos de diversos puntos de Andalucía. Muchos lo hacen tras haber andando algún trayecto por las arenas. El presidente de la Hermandad Matriz, Santiago Padilla, ha aconsejado que se eviten peregrinaciones y fiestas en la aldea durante estos días, debido a la alta incidencia que el Covid está teniendo en la comarca del Condado. También ha pedido a las filiales que no abran sus casas de hermandad en El Rocío.
Lleva instalada desde el verano de 2019 en la plaza principal de Almonte, que antecede a la parroquia. Ha sido decorada con gallardetes y guirnaldas para este Pentecostés, que llega tras derogarse el segundo estado de alarma por la pandemia. Una situación contraproducente, pues al no haber cierres perimetrales se permite la entrada de visitantes tanto al municipio como a la aldea, en un momento en que la tasa de incidencia del Covid en Almonte supera los 600 contagios por cada 100.000 habitantes. La cuarta ola del coronavirus está siendo la peor en dicha localidad.
Es la principal petición que realizan los devotos cuando encienden las velas de promesa en la capilla votiva. Además de las intenciones particulares, los fieles ruegan a la Blanca Paloma por el fin de la pandemia y que se recupere la vieja normalidad lo antes posible. Sólo así podrá ser posible un Rocío como hasta 2019. Las tiendas de recuerdos donde se venden estas velas han estado cerradas hasta hace pocas semanas y sus empleados, dependientes de la Matriz, en ERTE. La falta de ingresos ha sido el motivo.
El relieve en plata que representa la Paloma del Espíritu Santo y con el que se remata el altar de novena de la Virgen del Rocío procede de Sevilla, en concreto, de la Hermandad de la Redención. La corporación del Lunes Santo mantiene un estrecho vínculo con la Matriz de Almonte, al ser la advocación de su dolorosa la del Rocío. No es el único enser cedido por una cofradía de la capital andaluza. Junto a este elemento aparecen dos ángeles plateados que pertenecen a los Servitas y que cada Sábado Santo flanquean la cruz a cuyos pies se dispone el conjunto formado por la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia. Semana Santa y Rocío unidos en el templo almonteño. Dos fiestas muy alteradas por el Covid.
Finalmente se celebrará en la parroquia de la Asunción. La situación sanitaria que atraviesa Almonte ha provocado que se descarte el escenario que se había planteado: la explanada del Chaparral, donde cada siete años se descubre a la Virgen del Rocío cuando viene de la aldea cubierta con el guardapolvos. Al reducirse el aforo, se dará prioridad a las personas mayores que se habían inscrito para esta eucaristía, que será presidida por el obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra. Será su primer Pentecostés tras ocupar dicho cargo en julio del año pasado.
Si de algo está muy concienciada la Hermandad Matriz de Almonte, las filiales y todo el movimiento rociero es que la pandemia tendrá incidencia a largo plazo en las manifestaciones de religiosidad popular. Esta romería no será una excepción y también notará cambios cuando pueda volver a celebrarse. Pero no todo es negativo. También hay una parte positiva: la digitalización que ha llegado a todos los ámbitos y que permite seguir en directo los cultos a la Blanca Paloma y mantener la relación fraternal entre todas la corporaciones. Un avance que ha venido para quedarse. El Rocío del siglo XXI.
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