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Manuel Ríos San Martín | Escritor y guionista

"Cuidaban más a los enfermos y a los mayores en Atapuerca que nosotros"

"Cuidaban más a los enfermos y a los mayores en Atapuerca que nosotros"

"Cuidaban más a los enfermos y a los mayores en Atapuerca que nosotros" / belén vargas

Licenciado en Ciencias de la Información, Manuel Ríos San Martín (Madrid, 1965) ha desarrollado buena parte de su carrera profesional escribiendo guiones de series de mucho tirón como Médico de familia, Menudo es mi padre, Compañeros o Raphael, biopic del popular cantante andaluz. Anda inmerso en otro producto audiovisual sobre Joaquín Sabina mientras promociona su última novela, La huella del mal (Planeta), un atípico thriller con tintes prehistóricos en el que combina una historia de temática contemporánea en Atapuerca con una ambientación prehistórica.

-Lee Mafalda: "Desde el hacha al misil es increíble lo que ha evolucionado el ser humano". Ella misma se contesta: "Y es triste comprobar lo poco que han cambiado sus intenciones". Su libro va de esto, ¿no?

-Aunque han cambiado poco las intenciones del ser humano, a la hora de la verdad sí lo han hecho, al menos en Occidente. Otra cosa es que veamos lugares en el planeta con una violencia similar a la de Atapuerca, aunque más sofisticada.

El Fary era peculiar; como decía Cesáreo Estébanez, tenía dos gestos: preocupado y muy preocupado"

-¿En la época de Atapuerca eran más civilizados que nosotros en...?

-Ellos cuidaban mucho a los enfermos y a los mayores, nosotros a veces no lo hacemos tanto. El famoso Miguelón, entonces un anciano de 40 años, tuvo una infección muy grave en la boca, sobrevivió nueve meses y el clan lo ayudó hasta que murió.

-¿En algún momento de la Historia no nos ha espantado la muerte?

-Siempre nos ha espantado. Nos hace humanos el miedo a la muerte y la noción de que vamos a morir. Hay otros animales que tienen cierta noción, elefantes, chimpancés, pero no está claro que sientan miedo a su propia muerte.

-En su novela hay gente de hoy que quiere probar la caza, vivir a la intemperie, el canibalismo... Eso es un manual de resistencia y no el de Pedro Sánchez.

-Sí, como el programa El último superviviente, que el tío come lo que pilla. Los monitores de Atapuerca han probado carne cruda de animales, no humana, claro, por reproducir las dentelladas y compararlas.

-¿Hay la misma falta de consenso en el Congreso que entre los neandertales?

-La caza comunal de bisontes está documentada hace 400.000 años en Atapuerca, eso significa que todo un clan, que debía ser numeroso, se ponía de acuerdo para cazar y en el reparto de la carne. Los neandertales eran bastante colaborativos.

-¿Trump no parece previo al Homo sapiens?

-Un amigo me mandó una foto con la novela delante del Capitolio y ponía: "La huella del mal ha llegado a la Casa Blanca".

-¿Mejor obviar la igualdad de sexos en la Prehistoria?

-Qué va. El ser humano es la especie de simios donde hay más igualdad entre hombre y mujer, se llama diformismo sexual. Entre un gorila macho y una hembra hay una diferencia descomunal. Somos mucho más parecidos que cualquier otra especie de simios.

-Me refiero al día a día...

-Ya, pero eso viene a decir que siempre hemos sido mucho más igualitarios desde hace milenios que otras especies. El paleoantropólogo José María Bermúdez de Castro dice que en Atapuerca las mujeres también cazaban.

-¿Constata que la tele de los 80 y los 90 era menos censora que la actual, poblada de Torquemadas?

-Es Twitter quizás, ¿no?

-Pero ahora Martes y Trece o La bola de cristal lo mismo no se emitirían.

-Los 80 fueron un estallido de libertad divertido. Esos programas infantiles no sé si eran excesivos, pero yo vi en la tele a Las Vulpes. Es posible que lo políticamente correcto esté más presente y lo potencian las redes sociales.

-Escribió guiones a Milikito en Médico de familia y El Fary en Menudo es mi padre. ¿Por qué esa fascinación por la alta cultura?

-Trabajar con El Fary es de lo más divertido que he vivido. Era un tío peculiar, tuvo una vida dura. Cesáreo Estébanez decía que era un actor de dos gestos: preocupado y bastante preocupado.

-¿Y con Emilio Aragón?

-El éxito de Médico de familia nos desbordó. Siempre dije de broma que nunca tendría tanto éxito, pero me han pedido un proyecto para una televisión china y si lo viera sólo el 2% de la población... igual lo supero.

-Hace diez años que rodó una serie sobre un Raphael crepuscular y sigue el tío en la brecha. ¿Es más inmortal que Jordi Hurtado?

-Es increíble. Desde que le trasplantaron el hígado se cuida muchísimo y los conciertos le dan vida; actuar y los aplausos le dan energía.

-¿Los Soprano, The Wire y Breaking Bad copan el podio olímpico de las series?

-Antes va Urgencias. Es generalista y tiene el doble de mérito. Contaba las cosas de forma muy original, mezclaba fenomenal la vida cotidiana con situaciones dramáticas, los personajes estaban muy bien, era humana, arriesgaba... Hizo un capítulo en directo con la cámara moviéndose continuamente y sin un error. Espectacular.

-Lo confieso: dejé Juego de Tronos porque me aburría. ¿Merezco una lapidación?

-No, es desigual, tiene capítulos magníficos y otros flojos. Es un gran espectáculo con personajes potentes. No soy un loco de la serie.

-¿La oferta televisiva afecta el escaso afán lector?

-Nunca se sabe. A veces digo: "Hay tanta oferta de series que me he puesto a leer". Es muy difícil llamar la atención con tanta serie, música, libros... En La huella del mal sí pensé mucho en que tuviese un distintivo, en este caso Atapuerca.

-Un crítico afirmó que Joaquín Sabina, de quien prepara un biopic, tiene muy poca voz y, sin embargo, un timbre muy desagradable...

-Hay críticas graciosísimas porque son ensañamientos personales. Sabina es un fenómeno de amor del público. Nos pusimos a seleccionar sus canciones indispensables y paramos cuando llevábamos... 100. ¿Que está un poco mayor y cansado en los conciertos? Eso ya lo sabes al comprar la entrada.

-En serio, ¿qué lo hace un artista especial, distinto?

-Ha tenido una energía vital increíble y mucha facilidad para escribir sobre lo que le pasaba en su vida. Poca gente es capaz de trasladar a canciones sus sufrimientos, diversiones, amores, amistades y anécdotas.

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