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Paula Puerta | Escritora

“Vivimos un tiempo enfermo por la necesidad de éxito”

La escritora Paula Puerta

La escritora Paula Puerta

Nacida en El Puerto de Santa María, residente en Sevilla y muy vinculada a Estepona, Paula Puerta es una de las escritoras que con más determinación demuestran que es posible alcanzar el éxito a través de la autoedición: su primera novela, Teclas rotas de marfil, escrita tras una amplia dedicación al periodismo, llegó a convertirse en un fenómeno en plataformas digitales, un logro que la autora espera revalidar con la segunda, la recién publicada Pieles mudadas: la historia de un triángulo lleno de sospechas ambientada en el mundo de la alta gastronomía.

-¿La elección del mundo gastronómico como telón de fondo de su nueva novela tiene que ver con el éxito social de los chefs hoy día?

-Todo lo relativo a la historia y los personajes de Pieles mudadas fue naciendo durante el proceso creativo. Confieso que, cuando escribo, soy imprevisible y anárquica. Encuentro ideas, compruebo cómo fluyen y a partir de ahí tomo decisiones. En este caso, me dio por imaginar qué sucedería en un restaurante condecorado con estrellas Michelin si un cliente devolviera un plato. Fui tirando del hilo y nació la historia. Y sí, el mundo gastronómico me ha dado mucho juego para contar lo que quería contar en torno a las apariencias y el fondo real de las personas.

-¿Cree que le gustará su novela a los cocineros?

-Espero que sí. A ver, no hay ninguna crítica al sector como tal, ni ningún ánimo por mi parte de desprestigiar el mundo de la gastronomía, ni nada de eso. Quería escribir sobre el ego, sobre la importancia de saber mantenerlo a raya. Y supongo que ha influido el hecho de que, como dices, la cocina se haya convertido en un mecanismo muy efectivo de reconocimiento social.

-Sus personajes se mueven entre este éxito y ciertas zonas oscuras, ¿cómo los construye?

-De la misma manera imprevisible y anárquica. Primero creo la historia y luego voy dando rienda suelta a los personajes. Sin embargo, muchos de quienes han leído Pieles mudadas coinciden en señalar que, al final, la historia es lo de menos. Lo que queda es una idea clara sobre el ego y el éxito, sobre el modo en que llamamos destino a las elecciones propias, sobre cómo una vida en apariencia perfecta puede derivar a las drogas y la desestructuración familiar.

-¿Su mención al ego es una referencia al presente?

-Sí, desde luego. Vivimos una época en la que todo está dirigido a alimentar el ego: los seguidores en las redes sociales, los cánones cada vez más estrechos de éxito y belleza. Nuestra sociedad está afectada por la necesidad de éxito. Todos los que tienen éxito afirman que recuerdan a la perfección cómo eran las cosas cuando empezaron, pero la realidad es muy distinta: no lo recuerda nadie.

-¿Y cómo escribe sobre el éxito una autora que opta por autopublicarse?

-Haciéndolo. Cuando terminé Pieles mudadas decidí que no iba a liarme a llamar a las puertas de las editoriales a ver qué pasaba. Es cierto que tener una editorial de tu lado es muy importante, pero la crisis que atraviesa el sector es grande y las opciones son cada vez menos. Por otra parte, el modelo en cuanto a las posibilidades para los lectores ya ha cambiado. Mi primera novela, Teclas rotas de marfil, llegó a tener bastante éxito en las plataformas. Así que con la segunda ni siquiera me lo pensé. Supongo que estoy en un momento en que vivir se ha convertido en un algo urgente. Ya no quiero esperar más a que pasen cosas, prefiero hacerlas yo.

"Quien disfruta del reconocimiento rara vez recuerda cómo empezó, aunque siempre se diga lo contrario"

-¿Y la satisfacción?

-La satisfacción depende de las expectativas. Y las mías están muy claras: quiero que sean los lectores los que se sientan satisfechos con la novela, que la disfruten y la vivan, sea un lector o sean mil. No aspiro a vivir de la literatura ni nada parecido. A la hora de escribir, mis prioridades son otras.

-¿La segunda novela es siempre más difícil?

-Mucho, mucho más. Durante algún tiempo me vi como autora de una sola novela. Llegué a empezar otras tres para las que no terminé de encontrar la inspiración. Hasta que con Pieles mudadas me vi justo en la historia que quería contar y con ganas de seguir hasta el final.

-Dice usted que la novela negra le da mucho respeto, pero Pieles mudadas se acerca mucho al género.

-Así es. Hay un giro en la trama que perfectamente podía haber desembocado en una novela negra. Pero, como dices, decidí no hacerlo por respeto. La novela negra tiene unas claves y unos elementos que no estoy segura de controlar. Así que, de momento, prefiero no atreverme. Pienso, eso sí, que si Carmen Mola hubiese cogido esta historia, habría escrito una novela negra.

-¿Cuáles son sus objetivos como escritora?

-Me gustaría mucho ver una historia mía en la pantalla. Pero, de momento, me encanta la idea de conmover al lector. Para eso, mi mejor opción es seguir escribiendo. No es muy rentable, pero es mi camino.

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